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PLATÓ. Mariano Rigabert, Juan Madrid, Víctor Rodríguez, Molina Boix y Lorenzo Guirao. / J. CARRIÓN / AGM
«La impotencia sexual masculina tiene solución en el 90% de los casos»
Taller de salud

«La impotencia sexual masculina tiene solución en el 90% de los casos»

«Uno de cada tres hombres con disfunción eréctil sufre una patología oculta y el primer síntoma es el 'gatillazo'», advierten los expertos en Canal 6

LA VERDAD

Domingo, 25 de noviembre 2007, 02:52

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Cerca de dos millones de hombres en España y unos 50.000 en la Región sufren impotencia o disfunción eréctil, una afección que les impide mantener relaciones sexuales íntimas satisfactorias y es causa de frustración en quienes la padecen y en sus parejas. El urólogo y andrólogo de La Arrixaca Mariano Rigabert, el andrólogo Lorenzo Guirao, el jefe de Medicina Interna de la Arrixaca, Manuel Molina Boix, y el endocrino Juan Madrid quisieron arrojar luz sobre esta afección en Taller de Salud, el programa de Canal 6 que dirige y presenta el periodista de La Verdad Víctor Rodríguez.

Con la esperanza como base, los especialistas animan a consultar estos problemas de erección con los médicos porque, según Rigabert, en más del 90% de los casos tiene solución fácil y eficaz por medio de los nuevos medicamentos surgidos hace una década. Aunque, advierte Molina Boix, los inhibidores de las 5-fosfodiesterasa -popularmente Viagra- no son afrodisiacos, ni tratamientos para aumentar el apetito sexual, sino para tratar diferentes patologías. Y añadieron que hay que tomarlos siempre por prescripción médica porque puede provocar problemas de hipotensión -bajada de tensión arterial-. «Quien se toma la pastillita después de una noche de copas para estar a la altura en la cama, está tirando los diez euros a la basura: o los mea y o hace el ridículo», contestaba Lorenzo Guirao y aseguraba que la estimulación es necesaria para que el principio activo del medicamento funcione.

Problema serio y de salud

Pese a que los especialistas en este trastorno eréctil pusieron de manifiesto que tanto su tratamiento como su consulta a los médicos se ha generalizado, Lorenzo Guirao reconoció que el 25% de los medicamentos producen algún trastorno sexual y «por desgracia, los médicos no utilizamos todavía el Vademecum pensando en la sexualidad. Hemos de dar un paso más decidido en la asistencia sanitaria considerando que la sexualidad es parte de la salud de los pacientes y que ha cambiado la realidad, porque cerca de un 50% de los pacientes ya le preguntan a su médico sobre problemas sexuales, pero desgraciadamente, sólo un 16% de médicos les preguntan a sus pacientes sobre esos problemas».

Asimismo, los médicos reclamaron el tratamiento contra la impotencia como un derecho de pacientes con problemas crónicos como la diabetes -un 50% de los diabéticos sufren disfunción eréctil tras 10 años de enfermedad-, además de los ya aprobados como los pacientes con lesiones medulares, para los que estos medicamentos son la única opción. «Si tratamos problemas como la hipertensión, el colesterol o la calvicie, por qué no tratar la disfunción eréctil», afirmaron los especialistas. No obstante, anunciaron que el próximo año se prevé que salgan los genéricos, lo que abaratará el coste de esta medicación.

Cuestión de dos

Así, los fármacos, los problemas vasculares -o de circulación-, patologías en el sistema nervioso y cirugías en la zona abdominal y pélvica son el 99% de las causas de la disfunción eréctil. Causas a las que hay que sumar la ansiedad provocada por haber vivido con anterioridad una situación de disfunción y el temor a que se repita, y la no menos desdeñable disminución de la atracción sexual hacia la pareja.

Para los especialistas presentes en el Taller de Salud de Canal 6, es fundamental tener en cuenta que la impotencia no suele ser en sí misma una enfermedad, sino un síntoma de otras patologías. Así, el andrólogo Lorenzo Guirao advirtió que «en muchos casos la disfunción eréctil es un marcador eficaz del estado de salud. Uno de cada tres hombres que padecen esta disfunción tienen una patología oculta, y el primer síntoma es el gatillazo» Además, aconsejó su tratamiento porque es una forma de prevenir enfermedades cardiovasculares o detectar problemas como la arterioesclerosis.

El hecho de sufrir un gatillazo no es significativo, tranquilizaron los expertos, a lo que Mariano Rigabert añadió que una disfunción prolongada durante tres meses es susceptible de ser tratada, porque manifiesta la existencia de un problema.

Tanto Guirao como Rigabert, Molina Boix y Madrid pusieron de manifiesto que en cuestión de andropausia -o «andropenia»- la medicina está mucho más atrasada que en el de la menopausia, y como marcador citaron que en Internet hay entre 15 y 20 millones de entradas sobre la menopausia y apenas unas 300.000 sobre andropausia.

«El pene no se jubila»

Y, ante la consulta de una telespectadora, Cati (Lorca), afirmaron con rotundidad que «el pene no se jubila» a diferencia de lo que ocurre con la fertilidad. «No se debe renunciar a la sexualidad y es muy grave abandonarse, porque cuanto más tiempo transcurre, más difícil es afrontar la impotencia», dijo Guirao y añadió que «cuando uno autoalimenta la sensación de fracaso, tiende a que esto se repita».

Asimismo, los expertos pusieron el acento en el cambio que se produce en la sexualidad en mayores, donde existe otro tempo distinto al pasional de los jóvenes, y donde cariño, sensualidad, empatía, ternura son determinantes a la hora de mantener unas relaciones sexuales satisfactorias. Además, incidieron, no hay límite de edad para practicar sexo. «Mientras que pueda subir dos pisos sin ascensor, no hay problema», puntualizó Guirao.

Una semana más, los expertos incidieron en que los hábitos de vida saludables son imprescindibles para conservar una vida sexualmente activa hasta el final de la vida: alimentación sana, ejercicio y no consumo de sustancias tóxicas.

Los expertos no quisieron despedir el Taller de Salud sin advertir a los ciudadanos que adquirir Viagra vía Internet «no da ninguna garantía sobre los principios activos del medicamento»; y Rigabert advirtió que las prótesis sólo son el último y menos recomendable tratamiento para esta afección.

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