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EDITORIAL

Desenlace incompleto

PPLL

Sábado, 10 de noviembre 2007, 01:42

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La espontánea expresión de Daniel González, congratulándose por el final de «la pesadilla», refleja mejor que cualquier otra el alivio que embargó ayer al auxiliar de vuelo y a sus compañeros, Agustín Rey y Sergio Muñoz, al recuperar la libertad después de permanecer dos semanas retenidos en Chad por presunta complicidad en el secuestro de 103 niños. El feliz desenlace se esperaba con expectación tras verificarse la inocencia de las cuatro azafatas españolas, pero especialmente una vez que los responsables de la ONG francesa acusada de raptar a los menores hubiera eximido a los otros tres tripulantes de cualquier responsabilidad en los delitos imputados. Esta declaración exculpatoria parece haber sido determinante para consumar su regreso a casa, más que las presiones ejercidas por el Gobierno de Rodríguez Zapatero.

El trance que han afrontado los detenidos ha puesto a prueba la capacidad del Ejecutivo para proteger a sus ciudadanos en el exterior. Pese a que cada vez son más los que viajan fuera de nuestras fronteras bien por turismo, bien por razones profesionales, el presupuesto y los medios humanos y materiales del Ministerio de Asuntos Exteriores continúan siendo aún muy reducidos salvo en el capítulo de la cooperación al desarrollo, que sí ha experimentado un razonable impulso; así lo demuestra la inexistencia en la carrera diplomática de una especialización en tareas consulares. El ministro Moratinos ensalzó ayer el valor de la «diplomacia callada» para resolver conflictos como el abierto en Chad, en contraposición implícita a la escenificación de poderío que desplegó el presidente francés, Nicolas Sarkozy, al traer consigo a las azafatas españolas. La sobreactuación de Sarkozy ha provocado malestar incluso en su propio país, pero eso no obvia ni la aparente dejación inicial en que pudo incurrir el Gobierno, ni la importancia de que éste se decida a aplicar una política exterior más proactiva. La cuestionable legalidad del proceso al que se enfrentaban los tripulantes españoles justificaba la intervención del Ejecutivo. Aun cuando el ofrecimiento para financiar un programa de educación para los 103 niños pueda interpretarse como una burda contrapartida, que no mitiga la dolorosa situación de indefensión que están padeciendo los pequeños y que exige de manera perentoria -también- una solución satisfactoria para todos ellos.

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