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Aumentan las multas en colegios británicos por vacaciones irregulares

Aumentan las multas en colegios británicos por vacaciones irregulares

En tres años, los ayuntamientos han recaudado 27 millones de euros en sanciones por ausencias injustificadas

Iñigo Gurruchaga

Corresponsal. Londres

Jueves, 19 de abril 2018

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El absentismo escolar daña la educación de los alumnos que no acuden al colegio, perjudica al conjunto de la clase porque los ausentes tienen que recuperar lecciones perdidas, crea problemas burocráticos y en las relaciones de la comunidad escolar, pero las ausencias no justificadas han aumentado en los colegios públicos británicos, según datos del Ministerio de Educación.

El porcentaje de absentismo escolar ha descendido en la última década. Ha bajado casi la mitad la tasa de quienes no acuden de manera persistente y ligeramente las ausencias justificadas, salvo en escuelas con pupilos con necesidades especiales, pero han aumentado las no justificadas. Las vacaciones tomadas sin acuerdo del colegio son las que marcan la diferencia.

El calendario escolar británico es diferente al español. Los colegios tienen seis semanas de vacación veraniega y una semana en el medio de cada trimestre. Son estos días los que crean un dilema a los padres que pueden dejar temporalmente sus trabajos. Las compañías aéreas y las agencias de viajes responden a la mayor demanda subiendo los precios.

Las vacaciones de este trimestre en las escuelas estatales son desde el 28 de mayo al 1 de junio. Para una familia de dos padres y dos hijos un vuelo a Málaga y estancia en un hotel de cuatro estrellas en Fuengirola, con pensión completa, partiendo el 28 y regresando el 3, domingo, el precio sería de 745 euros. Si toman la vacación una semana antes, baja a 502.

El colegio debe multar a los padres con 70 euros, que se doblan en quince días por impago. La multa no compensa a medida que se reduce el precio del paquete, pero, si los padres quieren llevar a sus hijos a Disneyland, en Florida, el ahorro en el vuelo y estancia supera a la multa con creces. La rebelión contra este castigo, que llegó el año pasado al más alto tribunal británico, es de las clases medias.

Educación obligatoria

Según una investigación de la BBC, los ayuntamientos han recaudado en los últimos tres años 27 millones de euros con estas sanciones. Incluyen las que penalizan a los padres cuyos hijos llegan tarde al colegio y a los que no justifican la ausencia, pero lo llamativo es que aumente el número de vacaciones no autorizadas después de que el Tribunal Supremo confirmase la justicia de la multa.

La juez Brenda Marjorie Hall, presidente del tribunal, dictó la sentencia, suscrita por los otros cuatro jueces. Veían el caso de un padre que no pagó las multas y recibió el aval de magistrados de rango inferior. Su exesposa había llevado antes a la hija de ambos en una vacación no autorizada, pero la pagó. El caso era importante para el Ministerio y para los más de 200.000 signatarios de una petición al Parlamento para que aboliese la sanción.

En el debate, en la Cámara de los Comunes, se oyeron argumentos variados. Se retrató como una disputa entre el estado-niñera y la autonomía de los padres. Se dijo que tal idea de la disciplina escolar no tenía en cuenta el daño que causaba a regiones turísticas de Reino Unido. El secretario de Estado para la Calidad de las Escuelas, Nick Gibb, defendió que los padres tienen que aceptar todas las reglas del sistema.

Las provisión de escuelas públicas por los ayuntamientos se remonta en Reino Unido a 1870. Cubría la enseñanza básica- leer, escribir, aritmética- para niños entre 5 y 12 años. Se extendió más tarde hasta los 14, cuando se prohibió el trabajo de menores de esa edad. En 1880 se ordenó a los ayuntamientos que creasen normas para hacer responsables a los padres de la asistencia de sus hijos.

Las sanciones llegaron a los tribunales, que fallaron contra unos padres que sacaban a su hijo del colegio una vez por semana para ir a clases de piano, a los de una niña de 15 que se había ido a vivir con su novio, a otros por no llevar a sus hijos al colegio el Día de la Ascensión o porque su hija sufría acoso. La baronesa Hale llegó a la conclusión de que su tarea era aclarar qué quiere decir la ley de 1994 cuando dicta la sanción a padres cuyos hijos «no acuden regularmente» a la escuela.

Una sola vez

Otros jueces habían interpretado que debían calibrar el porcentaje de asistencia. Hale no aceptó que una 'frecuencia suficiente' de asistencias podía ser el baremo, por ser 'demasiado incierto' para la justicia. La única interpretación que le parece posible a la juez, como en otras faltas que se castigan cuando se cometen una sola vez, es que 'regularmente' significa 'de acuerdo con las reglas'. Justificó la multa al padre, y evitó el posible agravio de la madre, que pagó la multa.

Pero el fallo del Tribunal Supremo, que zanjó las cuestiones de la ley, no ha disuadido a los padres. Son más frecuentes las vacaciones no autorizadas de alumnos en primaria que en secundaria. Y el Gobierno ha creado una aparente injusticia dando a escuelas libres y academias, que promueve con entusiasmo y financia mejor que las dependientes de los ayuntamientos, el poder de fijar diferentes fechas para las vacaciones de mitad del trimestre.

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