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A 35 grados. Los jugadores entrenan bajo un sofocante calor que les obliga a descansar cada quince minutos para hidratarse. REUTERS
Regatear la guerra

Regatear la guerra

Gaza presenta su primer equipo de fútbol de amputados. Son víctimas del conflicto bélico y tienen entre 13 y 42 años. Entrenan para superar el bloqueo impuesto por Israel y participar en competiciones internacionales

MIKEL AYESTARAN

Sábado, 14 de julio 2018, 12:37

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Comienza a rodar el balón y los jugadores se emplean a fondo desde el pitido inicial. No parece un entrenamiento. El termómetro supera los 35 grados y el sol pesa sobre la hierba artificial. Asfixia. A todos, menos a los dos porteros, les falta una pierna y fuerzan al máximo las jugadas ayudados por sus muletas. Los deportistas lucen la camiseta naranja oficial con el logo de la recién nacida Asociación Palestina de Fútbol para Amputados (PAFA, por sus siglas en inglés) en el pecho. Corren y sudan en busca de la victoria seguidos muy de cerca por su entrenador, Khaled Al Mabhouh, que no para de corregir y dar órdenes a todos, desde al mayor, de 42 años, al más pequeño, de 13.

El objetivo, como en todos los partidos de fútbol del mundo, es marcar un gol más que el adversario, pero allí están los dos porteros, mancos, para impedirlo. El partidillo es lo que los 16 miembros de este equipo bautizado como 'Héroes Fútbol Club' esperan con ansiedad cada semana, pero antes deben superar un exigente entrenamiento con ejercicios de todo tipo para ayudarles a ganar habilidad y resistencia. El calor aprieta en Deir Al Balah, campo de refugiados del centro de Gaza, y cada quince minutos se detiene el juego para que los futbolistas se hidraten.

«No ha sido sencillo, pero estamos aquí y es solo el comienzo. Gaza llegará a competir en certámenes internacionales para deportistas amputados», afirma con rotundidad Fuad Abu Gallium, fundador de la asociación, a quien se le ocurrió la idea tras ver un partido entre jugadores amputados de Inglaterra y Turquía. «Mi madre perdió la pierna en la guerra de 1948 y en Gaza, después de las últimas guerras, hay muchos jóvenes discapacitados por culpa de las bombas y disparos. Aquí tienen una oportunidad de mirar hacia delante», señala este hombretón desde la banda. No pierde detalle de lo que ocurre en un campo de hierba artificial que alquilan una vez por semana. La asociación también se encarga del traslado de los jugadores desde diferentes puntos de la Franja y del equipamiento, y ahora busca ayuda para comprar muletas aptas para la competición, ya que las normales se rompen fácilmente.

«Doble victoria»

Khaled Al Mabhouh no deja un minuto de respiro a los suyos y regaña a algún fotógrafo que osa cruzar la línea de banda y meterse en el campo. Juegan ocho contra ocho y cada semana revisan vídeos en YouTube para conocer las reglas de un juego que es nuevo en Gaza. Saben que los equipos en otras federaciones de fútbol para amputados se componen de siete futbolistas, no de ocho, que no se pueden emplear prótesis y que mezclar tantas edades no es reglamentario… pero esto es Gaza y acaban de empezar. «La mayoría son víctimas de la guerra de 2014 y se han pasado cuatro años tirados en la cama; en la Franja no es fácil salir adelante. Esta actividad les ayuda desde el punto de vista físico y psicológico y, si logramos competir en el extranjero, lograremos también superar el bloqueo impuesto por Israel. Es una doble victoria para nosotros», reflexiona desde el banquillo Nooman Abu Shamla, miembro de la junta directiva de la PAFA.

En la operación del verano de 2014 Israel mató a 2.500 personas en 50 días, la mayoría civiles, según los datos de la ONU. En los últimos meses, tras el inicio de la Gran Marcha del Retorno a finales de marzo, al menos 136 gazatíes han perdido la vida por disparos de Israel y hay miles de heridos. Entre ellos hay al menos 54 a los que se les ha tenido que amputar una pierna, según el Ministerio de Salud de la Franja, y algunos ya han mostrado interés por formar parte de este equipo.

El descanso da una tregua para entrevistas. Wahid Rabah bebe agua. A sus 42 años, este exagente de seguridad de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) del campo de refugiados de Al Bureij es el mayor del equipo y juega en el centro del campo, «aunque lo que me gustaría es ser delantero, como Ronaldo», confiesa este gazatí de corazón madridista que en 2006 perdió la pierna en el ataque de un dron israelí durante la operación 'Lluvia de verano', que el ejercito lanzó tras el secuestro del soldado Guilad Shalit. Casado y padre de tres hijos, espera al entrenamiento semanal «para ir mejorando y elevar el nivel del equipo. Ver que hay más gente en tu misma situación te ayuda muchísimo».

Islam Amoun, portero y blaugrana confeso, sueña con tener «la rapidez de reflejos de Víctor Valdés, el mejor portero que he visto en mi vida. Antes de perder el brazo también jugaba en el mismo puesto, pero ahora es diferente y debo esforzarme para ser cada vez mejor, cada entrenamiento es una lección». Ibrahim Kattab es el más joven de la plantilla, tiene 13 años y es también el más rápido sobre el césped artificial. Se esfuerza al máximo. «Estoy orgulloso de aceptarme de una vez como soy y verme capaz de competir con hombres mayores que yo», afirma. El pequeño Ibrahim, que no pierde de vista el balón ni en el tiempo de descanso, sufrió la amputación de su pierna tras la guerra de 2014. Un avión no tripulado atacó su casa y no pudo escapar.

Se reanuda el partido. Poco a poco han ido llegando aficionados a esta cancha situada muy cerca de la verja de separación con Israel. Hoy no es día de protesta, hoy toca fútbol. En cuanto rueda el balón vuelven los gritos de Al Mabhouh a sus jugadores. Es un entrenador exigente, no admite distracciones. No se libra nadie. Ibrahim es un rayo por la banda, un extremo difícil de parar. De su bota sale un centro preciso que un compañero empalma en forma de volea y envía el balón a la red ante la impotencia del 'Víctor Valdés' gazatí. ¡Golazo! Todo el equipo corre a abrazar al goleador.

Balón al centro. El partido no ha terminado. Esto es mucho más que un juego para estos 16 deportistas que vuelan sobre sus muletas y se transforman durante dos horas cada semana en los auténticos héroes de la hinchada local.

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