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LV / El Comercio
Domingo, 19 de noviembre 2017, 13:09
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Malestar, indignación y dudas. Aún quedan muchas preguntas en torno a la muerte de la joven modelo rusa Vlada Dziuba, que falleció el pasado 27 de octubre en Shanghái. El día 23 había trabajado seis horas y el día 24, más de trece a pesar de estar enferma. Cobraba siete euros al día. Tenía 14 años.
La joven había llamado a su madre para contarle que no se encontraba bien y quejarse de las condiciones laborales. Según reprodujo su madre, Vlda le había dicho: «'Estoy tan cansada, trabajé durante trece horas, estoy tan cansada que quiero dormir'».
Al hacerse público el fallecimiento, la muerte por agotamiento de la joven (a quien su agencia de modelos no facilitaba seguro médico) se convirtió en la hipótesis más extendida, lo que desencadenó una oleada de críticas por someter a la niña a largas jornadas de trabajo en condiciones casi de «esclavitud». También se barajó la posibilidad de que hubiera muerto envenenada. Hoy, la policía de Shanghái asegura que la causa de la muerte fue una «infección del sistema nervioso central, posiblemente una meningitis epidémica». Descarta así la posibilidad de un homicidio.
Según ha informado la agencia oficial Xinhua, exámenes practicados en el Hospital Ruijin de Shanghái, donde fue atendida la joven, no encontraron signos de violencia externa u otros indicios que sugirieran que Dziuba fuera asesinada. La policía shanghainesa también señaló que la madre de Dziuba había aceptado los resultados de la investigación, y que los restos de la modelo fueron repatriados a Rusia el pasado 11 de noviembre.
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