Andreja vive la vida que siempre quiso

Antes de pasar por el quirófano, la modelo Andreja Pejic (Bosnia-Herzegovina, 1991), icono de la ambigüedad, mantenía algunas dudas. ¿La industria de la moda seguirá mimándola como lo hizo mientras competía con cuerpo de hombre en la liga de las grandes tops o le daría la espalda? En 'Andrej (a)-The Documentary', que se estrenará el próximo otoño, la maniquí explica los porqués de su cambio de sexo. «He querido compartir mi historia con el mundo porque creo que puede ayudar a la gente. Tenía dos posibilidades: esconderlo y vivir con miedo. O estar orgullosa de ello y compartir mi historia con el mundo», expresa.

El filme, realizado por el cineasta Eric Miclette, una de las primeras personas a las que confirmó su deseo de convertirse en mujer, rescata recuerdos de su infancia, como cuando imaginaba cómo sería ir de compras con su madre «como una chica». El mejor recuerdo que guarda de pequeño fue cuando un vecino le regaló a escondidas una Barbie. Su madre, Jadranka Savic, siempre aceptó la condición de su pequeño. El chaval ahorraba todo lo que ganaba desde que empezó a trabajar en un McDonald's con la idea de operarse un día. Completó el pasado verano su proceso de reasignación de sexo. Varios años antes, un cazatalentos lo descubrió en Melbourne, lo puso rumbo a las pasarelas de París y cautivó a todas las marcas. ¿Hombre o mujer? se preguntaban las principales revistas del mundo y los asistentes a unos desfiles en los que no ha dejado de brillar desde 2011, cuando Carine Roitfeld, entonces directora de Vogue París, decidió vestirle con un traje de mujer de Fendi.

Servía para todo. Lo mismo desfilaba con trajes de hombre para Paul Smith que se enfundaba un biquini, posaba desnudo para Mario Testino o hacía de chica junto a Tilda Swinton en un videoclip de David Bowie. Hasta fue incluida en la lista de las 100 mujeres más sexy de la revista FHM. Belleza femenina, pero género masculino. La duda es si la industria de la moda, tan conservadora para muchas cosas, no le dejará tirado. Ya hay apuestas. En la agencia donde se formó sostienen que Andreja, que vivió durante años en un campo de refugiados serbio, es una mujer fuerte y bella. Algunas de las principales organizaciones transexuales aplauden el rodaje de este filme y creen que la visibilidad es la llave «para cambiar corazones y mentes». Aunque Donna Karan ha prescindido ya de sus servicios, Andreja piensa que el cambio ha merecido la pena. A sus 23 años, se enorgullece de vivir la «vida que siempre quise».