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Amber y Shocky continúan viéndose, aunque la niña ya no necesita terapia
«Te quiero, Shocky», las primeras palabras de una niña que no podía hablar

«Te quiero, Shocky», las primeras palabras de una niña que no podía hablar

La historia de Amber y Shocky ha llevado a sus padres a escribir un libro para animar a otros progenitores en su situación a acudir a terapia con animales

f. olmos

Lunes, 24 de abril 2017, 12:28

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La historia ha sido plasmada por los padres de la niña en un libro, para difundir las bondades de la terapia con animales y animar a otros padres a llevar a sus hijos. Amber, la niña, y Shocky, el burro, se conocieron en circunstancias difíciles para ambos. Amber y su hermana gemela nacieron de forma prematura, pero fue Amber quien 'se llevó la peor parte'. Tuvo que ser sometida a una operación para que pudiese respirar sin la ayuda de una máquina, y tras sopesar los pros y contras se decidieron a quitar el flujo de aire de sus cuerdas vocales, lo que la dejó muda. Además tenía problemas de movilidad.

Cuando Amber tenía dos años, en 2013, sus padres se decidieron a llevarla a terapia con animales, espoleados por los consejos de unos amigos. Por cercanía optaron por 'The Donkey Sanctuary' en Birmingham, donde a la niña le fue asignado Shocky, un burro que acababan de rescatar de una granja en Irlanda. Iba a ser el primer 'trabajo' del burro.

Shocky fue encontrado tumbado con una soga atada fuertemente alrededor de su cuello. La piel que estaba en contacto con la soga estaba cubierta de lesiones y llagas y, para colmo, su propietario le rociaba lejía en las heridas pensando que eso ayudaría a desinfectarlas. Su estado era deplorable, pero consiguió recuperarse en el refugio.

La conexión entre ambos fue instantánea, según relatan los padres en el libro. Amber se esforzaba cada vez más para que sus músculos reaccionasen a sus impulsos e incluso consiguió aprender a montar a Shocky. Un año más tarde, cuando fue prudente volver a operarla, los médicos la sometieron a una operación que le permitiría recuperar la capacidad de hablar. Sin embargo, advirtieron a los padres, esto no significaba que la niña comenzase a hablar en el corto plazo, tan sólo que tendría la capacidad.

Tras un intenso posoperatorio, Amber regresó meses después al santuario. Tras una de sus jornadas habituales de ejercicios y paseo a lomos del burro, la niña se bajó y mientras le daba un beso sucedía ante la atónita mirada de todos. «Te quiero, Shocky» dijo. «Como os podéis imaginar, allí lloró hasta el burro» cuenta la madre entre risas de alegría en una reciente entrevista.

Así fue como se decidieron a escribir la historia de Amber y Shocky, para espolear el uso de la terapia con animales. El libro, titulado 'Amber's Donkey' (El burro de Amber) tiene 5 estrellas en Amazon.

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