Lady Gaga cumple 31 años en la cima de su renovación artística

Para muchos la metamorfosis de Lady Gaga de extravagante mariposa con purpurina en exceso y alas de fieltro a discreta oruga ha venido de la nada. Pero lo cierto es que el verdadero proceso artístico y personal que ha sufrido Stefani Joanne Angelina Germanotta es algo con bastante sentido si uno se atiene a la historia. La propia Gaga la ha contado mil veces a través de sus canciones, pero hoy 28 de marzo cumple 31 años así que como pequeño tributo, analicemos brevemente cómo hemos pasado de la diva Gaga que usaba accesorios tan extraños como el teléfono-sombrero a la autora de 'Joanne' que presenta temas en acústico con una guitarra en un bar.

Lady Gaga está en la cima de su carrera como diva. 'Born this way', publicado en 2011, la había llevado al cuarto puesto de artistas con más dinero de la revista Bilboard y eso, con tal rapidez, por supuesto tenía detrás un lado oscuro. Exhausta, sin apenas descanso entre giras, presentaciones, firmas, horas en el estudio de grabación, horas en los platós de televisión, grabación de videoclips...nadie sabía de dónde sacaba las fuerzas la diva. Surgían las voces que se cuestionaban si acaso tenía ni un sólo minuto al día para su vida personal. Se cuestionaba su supuesta relación amorosa. «¿Cuándo se ven?» se preguntaban los medios especializados. Algunos vaticinaban el, ahora en perspectiva, evidente batacazo.

Pero la diva, o más bien su equipo, siguió tensando la cuerda hasta que llegó lo inevitable: en mitad de la gira de promoción de su álbum anuncia que debe aplazar algunos conciertos porque debe someterse a una operación de cadera. Empieza el baño de realidad. Se despierta en el hospital y allí no hay nadie de su equipo. Su manager Troy Carter ni siquiera se presenta. En lugar de ello comienza a recibir presiones a los pocos días por parte de Troy y el resto de equipo de la gira: «El show debe continuar» le dicen.

Gaga, abrumada por las presiones y, según ha contado ella misma, sintiéndose una cáscara, acepta su papel como guiñol y se somete. Empieza entonces su necesario momento en el capullo. En algún momento sufre un Trastorno de Estrés Post-traumático y siente a su verdadero yo desaparecer bajo kilos de pelucas y extravagante vestuario. Entonces dice basta y rompe con todo. La oruga destroza la seda y sale. Graba un album de jazz con Tony Bennet y la crítica empieza a tomársela enserio como una de las mejores voces del momento. Espoleada por el recibimiento, escribe 'Joanne', su disco más sincero hasta la fecha y empieza a dejarse ver en shows en bares con unos looks austeros y sencillos, una guitarra acústica y su potente voz.

Hoy cumple 31 años y cada día se la reconoce más como a una verdadera artista, alejada de su extravagante imagen de diva-producto.

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