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Carla Figueroa Domecq
Interviú desnuda a Carla Figueroa, exnovia del hijo de Luis Bárcenas

Interviú desnuda a Carla Figueroa, exnovia del hijo de Luis Bárcenas

La única nieta de la condesa viuda de Romaones habla por primera vez de la herencia de su abuela y de su relación con Guillermo Bárcenas

r.gonzález

Lunes, 27 de marzo 2017, 10:42

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Carla Figueroa Domecq, nieta de la condesa de Romanones se ha mostrado en todo su esplendor en la portada de Interviú. Se considera la 'oveja negra' de la familia por haber sido la más rebelde, la que no se ha callado y la que no ha pasado al redil. «He hecho lo que me ha dado la gana», confiesa a la publicación en una entrevista, quien se reivindica como artista.

Es la única nieta de la condesa viuda de Romaones y a día de hoy demuestra que no se le caen los anillos. Trabaja, cocina, cuida de su padre, Álvaro Figueroa Griffith, actual conde de Romanones, enfermo tras sufrir un ictus; cuida también de su abuela, la exespía estadounidense Aline Griffith, de 93 años, que ya no puede valerse por sí misma.

A sus 39 años, habla por primera vez, sin tapujos, de la herencia de su abuela y de su relación con Guillermo Bárcenas, hijo del extesorero del PP, 12 años menor que ella.

Carla Figueroa estuvo en el foco de todas las miradas cuando comenzó a salir con Bárcenas, además, de haber puesto de moda a las maduritas. Estuvieron muy enamorados rompiendo las barreras y demostrando que el amor no tiene edad, aunque si unos límites. Cuando la madre de Figueroa se puso enferma su novio no estuvo a la altura y lo dejó. «Yo le apoyé a él cuando su padre entró en la cárcel; apoyé a su madre; soporté una presión enorme, persecuciones de paparazzi Yo le planteé a Guillermo que necesitaba que fuera un hombre, porque la prioridad en ese momento iba a ser mi madre y no él. Me contestó: ¿Y si no me apetece?. Y hasta el día de hoy», relata la artista a Interviú.

«Casi perdí la mano derecha por una quemadura»

Un buen artista sin sus manos no es nadie. Carla Figueroa estuvo a punto de dejar su profesión y pasión: la pintura. «Casi perdí la mano derecha por una quemadura. Me cayó aceite hirviendo mientras cocinaba», relata y recuerda que pensó que no podría pintar más y se volvió loca. Por suerte se recuperó, fue como «milagro» y continúo pintando.

A pesar de que siempre ha querido ser artista, no se gana la vida como pintora porque es muy duro vivir del arte. «La gente no lo valora. Por ejemplo, hace poco me pidieron que pintara un mural en un famoso restaurante. Les pedí 2.000 euros y les pareció una barbaridad. Así que no lo hice. Es muy difícil consagrarse», indica la nieta de los Romanones, quien confiesa que cuando anunció a su familia que quería dedicarse al arte fue todo un «escándalo». «Eso no da dinero», le dijo su abuela. Eso sí, cuando contemplaron sus retratos se emocionaron al observar que lograba un estilo propio al pintar.

A día de hoy, como pintora, su mayor satisfacción fue cuando el hijo del médico de su abuela lloró al contemplar el retrato que le había hecho. «Lo pinté como un general romano con una copa de vino en la mano», recuerda Figueroa.

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