Los amores invisibles del verano

La ausencia es aire, que apaga el fuego chico y aviva el grande», dice una copla popular citada por Ramón J. Sender y recogida por Lorenzo Silva en su novela 'Música para feos'. Y si la ausencia es aire, podría decirse que Eugenia Martínez de Irujo ha pasado un agosto de lo más ventilado... No solo porque ha combatido el calor navegando en yates de alquiler de más de cinco mil euros al día, sino también por el enorme espacio que la ha separado de José Coronado, un hombre que literalmente ha brillado por su ausencia durante todas las vacaciones estivales de la menor de los Alba.

La pregunta ahora mismo es si el fuego entre Eugenia y el actor es lo suficientemente grande como para haberse avivado con el vendaval de la ausencia. O si por el contrario ha quedado extinguido al primer soplo y estamos asistiendo al humo de las velas. Señales de humo es lo que interpreta la prensa estos días a falta de otras evidencias. Que si a Eugenia se la ve pletórica, que si no se separa del móvil, que si mantiene largas conversaciones con un interlocutor secreto que la hace reír... En ello perciben algunos la clara sintomatología de alguien que está viviendo un apasionado idilio, pero en la distancia.

50.000 euros la semana

«Lo que tenga que ser será y lo que se tenga que ver se verá», advirtió Coronado a principios de julio, cuando saltó la noticia de su sorprendente relación con la hija de la duquesa de Alba. Pero lo cierto es que desde aquellas fotos que los retrataban risueños y acaramelados hace mes y medio, lo único que aquí hemos visto es que no hemos visto nada... El actor celebró su 58 cumpleaños el pasado 14 de agosto sin la presencia de Eugenia (doce años menor). Y mientras él ha dedicado el verano a trabajar en el rodaje de 'El hombre de las mil caras', primero en París y luego en Madrid, ella se ha entregado a las mil caras de la juerga, primero en Marbella y después en Ibiza. Entre carcajadas continuas, como si estuviera abonada al gas de la risa. Enamorada o no, la menor de los Alba debe de tener ahora mismo unos niveles de dopamina y serotonina envidiables.

Y es que un amante invisible tiene las mismas ventajas que el amigo invisible de la infancia: siempre cumple las expectativas, nunca defrauda. Tal vez sea cosa de familia, pero otro que lleva una relación invisible ahora mismo es Cayetano Martínez de Irujo, el hermano de Eugenia. En teoría, sigue saliendo con la nadadora Melani Costa. En la práctica, no se les ha visto juntos en todo el verano. Lo han pasado en plan: 'Tú a Sotogrande y yo a Sitges'. O a Alicante o a Marbella, porque la nadadora está inmersa en los entrenamientos previos a las olimpiadas de Río y se mueve más que los precios. Se habla de separación. ¿Habrá apagado su fuego el aire de la distancia? Ellos ni confirman ni desmienten.

Los que no están dispuestos a darse ni un milímetro de margen para que corra el aire son los protagonistas del gran romance otoñal del verano: Vargas Llosa y Preysler. Tal vez por miedo a que por esa grieta se cuele como un huracán la cólera de Patricia, la ex mujer del escritor. Mario e Isabel han pasado todas las vacaciones inseparables, pero también invisibles porque se han refugiado en remotos y prohibitivos enclaves (como la isla de Mustique) de a 50.000 euros la semana.

Agosto se va y llega el austero septiembre a poner las cosas en su sitio. ¿Seguirán juntos Eugenia y Coronado? ¿Acudirá Vargas Llosa a la gran fiesta del azulejo que se prepara en Nueva York, o se ausentará para distanciarse de la cultura del espectáculo? Son enigmas que pronto se harán visibles. Y caerán por su propio peso, como las hojas de otoño.