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Paco Rocasolano con Doña Letizia en el funeral de su hermana Erika. :: afp
La Reina pierde a su abuelo más castizo

La Reina pierde a su abuelo más castizo

Francisco Rocasolano, Paco, el taxista madrileño que supo ganarse a la prensa con su naturalidad y desparpajo, ha fallecido a los 98 años

ARANTZA FURUNDARENA

Miércoles, 29 de julio 2015, 00:59

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La Reina Letizia ha perdido a su querido abuelo paterno. Francisco Rocasolano Camacho, el taxista, el hombre llano y castizo que llamaba a sus colegas de profesión 'camaradas' y que combatió en la Guerra Civil en el bando republicano, murió ayer a los 98 años en la unidad coronaria del Hospital Clínico Universitario de Salamanca, donde había ingresado el sábado por la noche por problemas respiratorios. Viudo desde 2008, Rocasolano, o Paco como le conocía todo el mundo, se encontraba descansando en una finca del municipio salmantino de Puerto de Béjar cuando se sintió indispuesto. La Reina, que desde el lunes por la noche canceló su agenda «por razones familiares», no acudió ayer a la entrega de los Premios Nacionales de la Moda celebrada en el Museo del Traje de Madrid. El inicio de las vacaciones de la Familia Real en Mallorca, previsto para este próximo fin de semana, también podría verse afectado.

Francisco, que en su jubilación se había retirado a Alicante, vivía en sus últimos años con su hija Paloma, en Madrid. De natural alegre y dicharachero, había bajado mucho de ánimo desde que perdió a Enriqueta, su esposa. Pero siempre supo ganarse a la prensa mostrándose accesible, simpático y a la vez discreto, sin dejarse arrastrar por el 'tsunami' que supuso para toda su familia (una familia normal, de clase media) el hecho de emparentar con la Casa Real. «Mi nieta cuando nació ya parecía que iba a mandar en el mundo», declaró en una ocasión Enriqueta en relación a Letizia. Francisco por su parte la describía como «una chica normal, muy cariñosa y muy lista».

Nacido en 1918 en Prosperidad, el castizo barrio madrileño conocido como 'La Prospe', Francisco Rocasolano era hijo de un albañil que llegó a tener un almacén en propiedad pero lo perdió en la guerra. Tras combatir en «el bando de los rojeras», como a él le gustaba decir, Paco, que siempre fue un gran aficionado a los coches, trabajó como mecánico hasta que sacó la licencia de taxista y a ello se dedicó hasta su jubilación en 1991, trece años antes de que su nieta Letizia se convirtiera en Princesa de Asturias. También él había tenido su propia historia de amor. A Enriqueta, viuda y madre de una hija, la conoció en plena guerra y se casó con ella en 1950. La pareja tuvo dos hijos más, Paloma, la madre de la actual Reina, y Francisco.

El abuelo más castizo de Letizia, un hombre con la 'mundología' propia de alguien que ha pasado media vida al volante de un taxi en una gran urbe como Madrid, supo adaptarse también con desparpajo al boato aristocrático, y cuentan que en la boda real de su nieta no tuvo inconveniente en sacar a bailar a algunas reinas extranjeras.

Las tres hermanas Ortiz Rocasolano pasaron de niñas muchas temporadas estivales en el apartamento que sus abuelos maternos tenían en Torrevieja. Letizia, en particular, vivió con Paco y Enriqueta mientras estudiaba en el Instituto Ramiro de Maetzu de Madrid, tal vez por eso sentía una especial devoción por este abuelo, del que no se separó durante el funeral de su hermana Erika, en 2007. Con el paso de los años, fue él quien visitaba habitualmente a su nieta en La Zarzuela. La última aparición pública de Francisco Rocasolano se produjo hace poco más de un año, durante la proclamación de Felipe VI. A sus 96 años, Paco el taxista presenció algo tan inimaginable para un ciudadano de a pie como ver a una de sus nietas convertida en Reina. Tal vez fue demasiado para él. Durante la recepción posterior en el Palacio Real tuvieron que acercarle una silla porque le fallaron las fuerzas.

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