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LIBRO HITLER SUBASTADO
Adolf Hitler era adicto al semen de toro

Adolf Hitler era adicto al semen de toro

El Führer tomaba unas 70 medicinas al día para mantenerse activo y aumentar el deseo sexual

R.gonzález

Viernes, 27 de marzo 2015, 12:15

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Adolf Hitler, el que fue presidente y canciller de Alemania, era adicto al semen de toro para aumentar el apetito sexual y más medicamentos. El Führer se mantenía activo gracias a más de setenta medicinas que le recetaba su médico personal, incluyendo morfina, metanfetaminas y heroína, según reveló un documental de National Geographic.

Los expertos afirman en el reportaje de que el canciller era un hipocondíaco que consumía regularmente varias medicinas para mantenerse vital. Los investigadores han podido tener acceso a varios documentos clasificados del nazi, como por ejemplo, varias cartas enviadas a su doctor personal, Theodore Morell, en los que se demuestra que el líder era adicto a múltiples drogas y fármacos. Su médico era odiado por recetarle las pastillas a Htiler. «Morell no mostraba verdadero interés por la política, no era una persona adecuada para estar en el séquito de Hitler. Solía eructar y tenía un horrible olor corporal», aclara en el reportaje Richard Evans, de la Universidad de Cambridge

A pesar de las diversas críticas del doctor y de que Eva Braun había solicitado a Adolf que se deshiciera de él, el canciller pensaba que su ayuda era muy necesaria e importante para mantenerse activo en todo momento. Algunas de sus recetas eran usar sanguijuelas para evitar el estrés o un medicamento utilizado por los veterinarios para dormir animales. También llegó a inyectar en varias ocasiones a Hitler restos de semen de toro para que le aumentará la testosterona cuando se encontraba junto a Eva Braun.

El documental no es nuevo, pero la noticia despertó el interés en los espectádores e incluso volverá a repetirse el próximo siete de abril, coincidiendo con el 70 aniversario de la toma de la capital del Reich y de su suicidio. Este mes durante 1945, Hitler se escondió bajo el búnker de la Cancillería con el cuchillo entre los dientes mientras las tropas soviéticas avanzaban hacia Berlín. Durante sus últimos días consumía metanfetamina, que le permitía estar sereno a pesar de que los soviéticos ya se encontraban a las puertas de Berlín.

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