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Parte del grupo de aficionados conquenses, ayer en el aeropuerto de Barajas antes de volar hacia Doha (Catar). :: josé ramón ladra
Los mercenarios de la furia

Los mercenarios de la furia

Hinchas conquenses viajan con los gastos pagados a Doha, contratados para animar a la selección catarí de balonmano. «Si hay que ponerse un burka, pues nos lo pondremos»

JULIÁN MÉNDEZ

Miércoles, 21 de enero 2015, 11:35

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Primero contactaron con una tropa de hinchas egipcios. Se les suponía cierto aire guerrero y la ancestral beligerancia faraónica. Además, salían bastante bien de precio. Pero, quiá. Dejaban mucho que desear a la hora de soplar trompetas y turutas y, aunque jugaban a favor con el tema del idioma, los seleccionadores decidieron mirar para otro sitio. Ahí es cuando pusieron sus ojos en Cuenca.

Algo tuvo que ver, está claro, que Valero Rivera, el actual seleccionador de Catar, y que sus discípulos cubanos Rafa Capote y Jorge Luis Paván, hubieran vestido la camiseta del Ciudad Encantada. Cuando los jeques que sostienen la Federación Catarí de Balonmano les preguntaron si conocían a alguien capaz de partirse el pecho por su selección, no dudaron. La solución era la 'Furia Conquense'.

Ayer, con todos los gastos pagados y a cuerpo de rey, treinta aguerridos animadores de la 'Furia Conquense' armados de trompetas, bombos, carracas, trombones y turutas se subieron a bordo de un flamante Airbus rumbo a Doha, la capital de Catar donde mañana comienza el Mundial de Balonmano. El contrato estipula que los conquenses (reforzados para la ocasión con una sección de la 'Peña La Patata' de Aranda y de la 'Marea Rojiblanca' saguntina) deben dejarse el alma animando a la selección catarí durante las dos semanas del campeonato. Varios animadores lograron colar en el control de seguridad algunas terribles vuvuzelas sudafricanas, capaces de sacar de quicio con sus barritos al beduino más templado.

«La verdad es que somos un referente en España», se esponja Samuel Ruiz (33 años), responsable de la peña 'Furia Conquense'. «Cuando apretamos, se nota. Somos gente bulliciosa y metemos presión a los árbitros y al contrario. El grito de guerra que nosotros hemos instaurado, y que luego han copiado otras aficiones, es el '¡¡¡arriba, arriba!!!'. Lo acompañamos con un golpe de tambor tradicional de la Semana Santa de Cuenca», confía Samuel. Dicen que escuchar sus alaridos en la bombonera del estadio de El Sargal (1.500 espectadores, con gradas supletorias) pone los pelos de punta. «Hombre, supongo que allí traduciremos los gritos al inglés o al árabe, para que les llegue a los espectadores. Acoplaremos lo que haga falta», sostiene Ruiz. «En Catar tendremos también material de animación. Y si hay que ponerse un burka, pues nos lo pondremos», clama, convertido hasta las cachas para la causa catarí.

Además del demoledor 'arriba, arriba' con que los hinchas celebran cada gol y cada parada de su portero, la 'Furia Conquense' anuncia que pondrá sobre el terreno el lisérgico efecto de su cántico 'la mosca tsé-tsé' y algunas otras exquisiteces bizarras. «Somos mercenarios. Animaremos a Catar, que es quien paga», sostiene el 'presi'.

En el autobús que ayer les trasladaba a Madrid, Luisan Domínguez (34) se frotaba ya las manos ante el espectáculo de las arenas arábigas y del parqué de los estadios. Aficionado hasta la médula y seguidor de los Hispanos (el equipo español, vigente campeón del mundo, con quienes compartieron vuelo), Domínguez había contratado ya un viaje para acudir al Mundial. Pero en plan cutre y pasando por Estambul. «Ahora vamos en lo mejor de lo mejor: en la mejor compañía aérea del mundo y a un hotel de cuatro estrellas con pensión completa. Esto es otra cosa», se ufana. En Cuenca, a los mandos del supermercado familiar Alba, se han quedado su «pobre mujer» y su «chico». «¡Les mando besos!».

«Todo se llevó en secreto»

Aunque quisieran, y por contrato, les está vedado apoyar a los Hispanos. Ellos van a lo que van. Son una hinchada de pago. Como Aníbal buscaba honderos baleares para su vanguardia, los catarís han seleccionado gargantas conquenses para que den soporte a su armada multinacional. «Mire, esta gente de Catar pide siempre lo mejor. A la hora de buscar aficionados, pues nosotros. No es presunción. Somos la mejor afición de España», presume Domínguez poco antes de subirse al avión rumbo a la aventura árabe.

«No me lo pensé cuando me lo ofrecieron. Todo se llevó en secreto para que no se corriera la voz. ¿Qué espero encontrar en Catar? Mucho lujo... demasiado lujo, tal vez. Sé que no va a ser fácil porque soy mujer. Pero he viajado mucho. Este es mi cuarto continente así que sabré adaptarme a las circunstancias», señala Paula Rubio (26 años), que ha dejado sus clases particulares y la preparación de una oposición de maestra para conocer mundo gracias a sus pulmones y a la pasión de su tierra. «Leche caliente y miel de la Alcarria, el mejor remedio para la afonía», sonríe.

Los petrodólares, que han colonizado hasta la camisola del Barça, parece que pueden comprarlo todo. Hasta la furia. ¡Ay, si Berlanga levantara la cabeza, menudo sainete montaría con esta historia de la jequesa y el ardor conquense!

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