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ARANTZA FURUNDARENA
Lunes, 13 de octubre 2014, 13:18
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Esto mejor que lo arregle La Gaviota». En México, país millonario en retranca, cuando ven que su presidente no puede con un problema de estado, le pasan la bola a su esposa, la popular actriz de telenovelas Angélica Rivera. Angélica, que acaba de disfrutar de unos días en Madrid junto a su hija Sofía y a un grupo de amigas, es conocida en su tierra como 'La Gaviota', el apodo del inolvidable personaje con el que protagonizó en 2007 el culebrón titulado 'Destilando amor', una suerte de Falcon Crest a la mexicana rodado en pleno Jalisco, donde en lugar de viñedos cultivaban agaves y en vez de vino producían tequila. Su propia vida tiene mucho de folletín. En ella se tejen y destejen amores y desamores, hijos (muy a su pesar) fuera del matrimonio, dos bodas, muchos dimes y diretes (incluido un desmentido de malos tratos) y una sobredosis de exposición pública... Hasta llegar a lo que es hoy a sus 45 años: la vistosa y activa primera dama de un país emergente, madre de tres hijas (Sofía, Fernanda y Regina), casada con un viudo padre de otros tres hijos y principal intendente de una familia numerosa, fotogénica y supuestamente feliz a la que le encanta posar en las portadas de las revistas en plan 'Tuyos, míos, nuestros'.
La reciente visita de Angélica Rivera a Madrid tenía como principal objetivo recoger a su hija Sofía Castro. La joven, que en lo profesional ha salido a su madre, acaba de terminar un curso como actriz en la prestigiosa escuela de Arte Dramático de Juan Carlos Corazza, el antiguo maestro de Javier Bardem. Escoltada por dos policías y con chófer oficial, 'La Gaviota', que ya ha volado otras veces sin su marido a la capital española (estuvo en julio con su hija en un concierto de Alejandro Fernández), aprovechó para hacer turismo y algunas compras. Pese a estas escapadas en solitario, su relación con Peña Nieto es «excelente», como no se cansa de repetir ella misma en entrevistas o a través de la red para desmentir a los que la acusan de ser un mero producto de Televisa o sostienen que su matrimonio es un montaje mediático urdido por el PRI para reconquistar la presidencia.
Detractores no le faltan. Laura Zapata, hermana de la cantante Thalía, declaró no hace mucho (sin pruebas) que Ángelica había ingresado en un hospital a causa de una paliza propinada por el hoy presidente de México. La reacción de 'La Gaviota' no se hizo esperar. Apareció en la portada de la edición azteca de '¡Hola!' desmintiendo tajantemente la «golpiza» y declarando: «Mi marido es encantador. Soy una mujer muy amada por un hombre que me hace sentir protegida». El reportaje tenía como excusa una de las múltiples acciones solidarias a las que vive entregada la primera dama y en él la exactriz lucía sus mejores galas. Dicen que a la hora de vestir la mexicana imita a la Reina Letizia, pero ella afirma que si se pone guapa o sexy «es para que volteen a ver a México en el extranjero».
«Le echaba ganas»
Angélica Rivera supo de su afición por los focos desde niña. El sueño se le cumplió a los 17 años, cuando la actriz y presentadora Verónica Castro se convirtió en su madrina profesional. Más tarde sería también su cuñada. Rivera se enamoró del productor José Alberto Castro, conocido en México como 'El Güero' (el rubio) Castro, y tuvo con él dos hijas. Años después, declararía que, como mujer conservadora, le pesaba haberlas tenido fuera del matrimonio, «porque las niñas tuvieron que soportar muchos comentarios en la escuela». Tras muchos años de convivencia, se casó por fin con 'El Güero' y tuvieron una tercera hija. Pero se acabaron separando. La segunda oportunidad de su vida le llegó cuando fue contratada como imagen del Estado de México. Ahí conoció al que es hoy su marido y junto al que se ha convertido en 'presidenta' de su país. Pero para el pueblo llano, ella será siempre 'La Gaviota', aquella bella jimadora que en la telenovela arrancaba las pencas del agave con pasión, enamoraba al heredero de la hacienda y terminaba enredada en una red de prostitución que la llevaba hasta Francia.
Explican en el pueblo de Tequila que 'jimar' viene de gemir, de los gemidos que emiten los jimadores al desbrozar el enorme cactus del agave. De hecho, es una dura tarea que (salvo en la ficción televisiva) está reservada a hombres fornidos. Dos días tardó Angélica en aprender a hacer como que jimaba gracias a un veterano campesino al que entregó 1.000 pesos (unos 60 euros) de propina. Durante la campaña electoral de su marido, Rivera declaró que «gracias al ingenio de los mexicanos he pasado veinte días riendo». Ese ingenio hace que a ella la sigan llamando 'La Gaviota' o que un taxista, cuando esta periodista le pregunta si la hoy primera dama era buena actriz, responda: «Órale, sí, le echaba ganas».
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