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F. MIÑANA
Lunes, 13 de octubre 2014, 13:18
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La hípica les unió y la hípica, parece ser, les ha separado. Sergio Álvarez y Marta Ortega, hija del hombre más rico de España (Forbes fija su fortuna en 48.000 millones de euros), llevan días separados. El jinete abandonó el domicilio conyugal la semana pasada y se ha instalado en Avilés, en casa de sus padres. La ruptura tiene visos de ir en serio: el joven de 29 años se ha llevado sus caballos de Casas Novas -el centro equino que Amancio Ortega mandó construir para su hija- a Porceyo, a las afueras de Gijón.
El yerno del mayor potentado de Europa se largó con 'Wisconsin 111', 'Action-Breaker', 'Abab van het Molenhof' -compitieron el domingo en Vilamoura, en el Algarve portugués-... pero acaba de vender a 'Zipper', con el que ganó el Gran Premio de Verona. La duda es qué pasará con 'Carlos 273', la joya de la corona, el corcel que le regaló Amancio Ortega. El magnate tomó sus precauciones y lo puso a nombre de su hija. Este tordo, descendiente de 'Contender', mítico semental de la raza Holsteiner, rompió todos los récords de coste al superar por primera vez los 10 millones (costó 12).
Sergio y Marta se casaron el 18 de febrero de 2012 en el pazo de Drozo, en Anceis (La Coruña), una sencilla ceremonia que reunió a cerca de 200 invitados entre los que se encontraba otra rica heredera, Athina Onassis, otra amazona habitual en los circuitos de la hípica. La boda del ojito derecho del hombre que levantó Inditex, el imperio textil que vende en todo el mundo, fue exquisita pero sin llegar a lo estrafalario. Para el plato principal pescaron con anzuelo nada menos que 100 kilos de merluza que el cocinero gallego Marcelo Tejedor (una estrella Michelin) cocinó al pil pil de limón. El convite estuvo regado por vinos de Albariño y Rioja.
Un año más tarde, el 5 de marzo de 2013, nació el niño que rápidamente fue bautizado por la prensa como el bebé más rico de España, aunque la pareja eligió el nombre del dueño de Zara, Amancio. Fue un claro gesto de gratitud hacia el padre que le procuró a su hija una completa educación para convertirla en una heredera de garantías. Marta estudió en La Coruña y después completó el Bachillerato en Suiza. La descendiente de una de las grandes fortunas del mundo habla inglés desde niña gracias a que su progenitor se apresuró en contratar a una 'au pair' británica.
El bebé fue un golpe de felicidad, pero, como sucede en muchas familias, desequilibró la relación. La madre se vio obligada, desde el embarazo, a dejar de lado los caballos, su gran pasión -le chiflan desde pequeña- y solo se atrevió a ver las competiciones de los lugares más próximos. El padre, en cambio, que ha convertido la hípica en su profesión como jinete habitual, desde 2008, en la Global Champions Tour, la competición más elitista del mundo, siguió viajando de un país a otro sin parar. Al separarse por primera vez parece ser que comenzaron los primeros problemas serios en el matrimonio hasta alcanzar esta ruptura que se materializó hace once días.Sergio Álvarez no está dispuesto a renunciar a la hípica. De pequeño, con siete años, se aficionó a los caballos con sus hermanos. El dinero que su padre logró vendiendo máquinas tragaperras costeó su afición. Y con 18 años, soñando ser como John Whitaker, una leyenda de su deporte, cogió el coche y condujo hasta Bélgica para crecer como jinete de saltos. Allí estuvo seis años formándose hasta que pudo hacerse un hueco en la élite internacional. Ahora compagina la competición con el negocio ecuestre, a través de la empresa AM Horses, que regenta con la ayuda de su hermano Julio.
Dependienta
Marta Ortega, la pequeña de los tres hijos del empresario criado en Tolosa, la única que tuvo con Flora Pérez, ha sacado casi todos sus amigos de la hípica. Y de allí surgió también su relación con Sergio Álvarez, destacado jinete español. La heredera de Zara, que habla cuatro idiomas, estudió Empresariales en el European Business School de Londres, pero completó su formación empezando desde el estrato más bajo. Marta comenzó trabajando como dependienta de un Bershka de Londres (la cadena de ropa es parte de Inditex) y después ha ido conociendo todos los departamentos del imperio.
Aunque Amancio Ortega ha comenzado por ceder la gestión de Inditex a Pablo Isla, que, siguiendo a rajatabla la línea de discreción marca de la casa, no hablará jamás de la hija del dueño. La joven, con un niño de año y medio y una relación rota, tiene ahora mismo otro tipo de preocupaciones.
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