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El Retiro, el más emblemático con sus 23.000 árboles.
La ciudad de los árboles 'asesinos'

La ciudad de los árboles 'asesinos'

En Madrid hay miedo a pasear. La caída de ramas ha dejado 2 muertos y 6 heridos desde junio. Chopos y olmos son los más 'peligrosos'

Daniel Vidal

Miércoles, 17 de septiembre 2014, 11:54

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Los olmos siberianos de la calle Virgen de las Villas, en Vallecas, ya se habían convertido en compañeros de paseo habituales para Pedro Navarro, un vecino de 72 años que el lunes por la noche regresaba a su casa apoyándose en su fiel bastón de madera. Pero, esta vez, Pedro nunca llegó a su destino. Uno de los gigantescos brazos de esos compañeros de caminata, una rama de varios cientos de kilos de peso, se desplomó desde una altura de ocho metros y acabó con la vida del peatón. Como la caída fulminante de un rayo, la muerte de Pedro Navarro podría considerarse una fatalidad del destino... si no fuera porque es la segunda en la capital por el mismo motivo. A mediados del pasado junio se registró la primera víctima mortal (un militar de 38 años al que le cayó una rama en El Retiro cuando jugaba con sus hijos) y desde entonces ha habido seis heridos (entre ellos algún niño), lo que ha generado una creciente alarma ciudadana. De repente, Madrid, la segunda ciudad con más 'verde' de todo el mundo solo por detrás de Tokio, parece estar infestada de árboles 'asesinos'.

«Es normal que se caigan ramas», apostilló la alcaldesa, Ana Botella, cuando se produjo la primera muerte. El soldado, que había participado en misiones en Bosnia y el Líbano, solo pudo escuchar un crujido en las alturas antes de verse sepultado por 400 kilos de acacia, un árbol que, según los primeros exámenes del Ayuntamiento, «estaba sano, pero sufrió una descompensación de humedad y un golpe de calor». Las autoridades municipales han negado categóricamente la falta de mantenimiento en parques y jardines, pero la oposición y los sindicatos señalan los recortes presupuestarios en el área de Medio Ambiente como «una de las causas» de la caída de grandes ramas. Hasta 25 incidentes de este tipo se han producido en los últimos tres meses en diferentes puntos de la capital. El olmo siberiano de la calle Virgen de las Viñas había pasado 'revisión' en agosto y el informe de la empresa concesionaria de la gestión del arbolado en esa zona, FCC, ha concluido que el ejemplar «no presentaba ningún daño externo que hiciera prever el desprendimiento». Pero el siberiano es un olmo inestable: en San Sebastián mató a un motorista parado ante un semáforo y a raíz del accidente se eliminaron todos los árboles de la especie en la ciudad.

Ante la dimensión del problema, el Ayuntamiento de Madrid ha creado un Comité de Expertos que investigará el estado de la masa arbórea de El Retiro, donde se produjo el primer incidente, y ha ordenado la revisión «exhaustiva» de todo el inventario de árboles de la ciudad, que según el edil de Medio Ambiente está compuesto por «dos millones de unidades».

«Tienen achaques»

Uno de esos expertos, un conservador del Real Jardín Botánico que prefiere mantener el anonimato, cree sin embargo que el número de árboles de la ciudad no sobrepasa los 220.000 pero que, aun así, «en una ciudad con tanta población las probabilidades de que ocurran estas cosas aumentan. Es lo que llamamos 'dianas'. A las afueras de la ciudad es menos probable que la caída de una rama haga 'diana'. En el centro de la ciudad, las probabilidades de las 'dianas' crecen». Porque, en este sentido, el experto coincide con Ana Botella y con la lógica de la naturaleza: «Ramas siempre se han caído. En la ciudad y en el bosque».

Pese a todo, en un vergel como Madrid, que cuenta en su catálogo de árboles singulares decenas de variedades y verdes de todas las tonalidades capitaneados por el gran ciprés del pantano del siglo XVII de El Retiro, hay que tener especial cuidado con ciertas especies que pueden ser más 'peligrosas' que otras. «Cuanto más viejos son los árboles, más bonitos y también más riesgos conllevan. Los árboles también tienen achaques, son organismos vivos», ilustra el conservador. «Y también hay especies de vida corta que se pudren con más facilidad y sobre los que hay que mantener una vigilancia mayor, como los olmos siberianos o los chopos». Junto a los plátanos, las acacias y el indiscutible madroño, son los verdaderos reyes de la sombra de Madrid. Aunque no siempre cantidad equivale a calidad: «Sobran muchos árboles. Desde el principio no se diseñaron bien los alcorques y la calidad paisajística del arbolado de muchas calles, donde se plantó sin ton ni son, deja mucho que desear», opina el experto, que reclama «más conciencia ciudadana cuando hay que talar árboles. La acacia a la que se encadenó Tita Cervera estaba podrida».

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