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Alex Davis durante la actuación. :: RMellado / Jazz san javier
'Dance' a tumba abierta
JAZZ SAN JAVIER

'Dance' a tumba abierta

The Family Stone sonó como un concierto de una sola canción, con un sonido machacón

A. SALAS

Lunes, 28 de julio 2014, 09:29

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Un baile sobre la tumba del funk, del estilo Sly y de su triste autodestrucción. Sobre la lápida de su legado, bailemos. Él, que empezó a mezclar estilos en los setenta y revolucionar la 'música negra', ya comenzó a cavar su propia tumba hace años con ayuda de las drogas, que lo llevaron al ostracismo y a convertirse en un 'homeless' sin esperanza. Su música no se ha quedado sin casa, porque The Family Stone continúa y, de hecho, ofrecieron en Jazz San Javier su único concierto en España, aunque después de verlos y escucharlos tampoco dejan esperanza de preservar la autenticidad y la garra de sus composiciones. Aquella explosión creativa, entre himnos hippie y descomunales 'breaks' funky en adrenalínicas canciones que apabullaban en directo se ha convertido en un sucedáneo de pista de baile.

  • El concierto

  • Actuaciones

  • Primero

  • Mary Stallings (cantante), Eric Reed (piano), Darryl Hall (contrabajo) y Mario Gonzi (batería).

  • Segundo

  • Jerry Martini (saxo), Cynthia Robinson (trompeta), Greg Errico (batería), Blaise Sison (bajo), Nate Wingfield (guitarra), Nadia (cantante) y Alex Davis (cantante y teclados)

  • Calificación

  • Notable/Bien

  • Cuándo

  • 19 de julio. Auditorio Parque Almansa (Jazz San Javier)

La supuesta voz cantante de Alex Davis no traduce su calidad en la pasión con que fueron escritas y arregladas las composiciones del marchito Sly Stone. Se limita a aportar su voz al coro familiar y aplanar la originalidad de los temas que componen la herencia del grupo. Ocupan el mismo lugar el saxo Jerry Martini, la trompetista Cynthia Robinson y el batería Greg Errico que comenzaron con el revolucionario Sly, resignados, al parecer, a estirar la leyenda al precio de la mediocridad.

La monumental cantante Nadia, con vestido de lycra incrustado, distrae momentaneamente de lo que se ha perdido por el camino. Conjuntados en rojo y negro, abrieron la puerta del desván para sacar aquel himno de unidad 'Everyday people', seguido de la retahíla de éxitos 'Dance to the music' -que en Woodstock acompañaron con una apoteosis-, 'Hot fun in the summer time' o 'Stand!', que fue ejemplo de fusión sin fisuras del pop, rock, soul, gospel y todo lo que Sly había devorado hasta finales de los sesenta. El problema es que no sonó así, sino como un concierto de una sola canción, con un sonido monótono y machacón, sin los momentos álgidos que su progenitor incrustó en su estilo mesiánico y lleno de una pasión perdida, que no llega a asomarse ahora más que en algún break funky del veterano saxo Martini o del guitarrista Wingfield, de la nueva hornada. Nada de la chispa de antaño que daban fuego a la estructura repetitiva de temas como 'Your can make it if you try', que es lo que envenenaba a la audiencia. Sin la pócima, no hay magia.

Quien sí tiene 'feeling' para embrujar varios auditorios es la cantante Mary Stalling, una voz llena de sabiduría y un historial que dejan sin respiración. A sus 75 años destila oficio. Por algo quisieron secuestrar algo de su elegancia grabando con ella desde Dizzy Gillespie a Ben Webster, Earl Hines o Ella Fitzgerald.

El excelente pianista Eric Reed apenas dejó tres temas instrumentales en formación de inspirado trío -un compenetrado 'It could happen to you', el standar en el que dejó hablar al contrabajo, preciso, elocuente, y un creativo 'Alone together'- para someterse después a ser la sombra de la cantante, que lo merecía. Una voz llena de recovecos, con cavernas graves, profundidades y subidas luminosas, no de niña ya, por supuesto, sino una voz segura y valiente. En clave de blues dejaron su labrada sofisticación con 'That old black magic' o en aquella delisiosa melodía que cantaba la Fitzgerald, 'I love you Madly'. El encanto de las dos voces unidas, ella con un dominio absoluto de todos los registros, él con su lenguaje sutil, dejaron una estela ireemplazable con 'Certain piece' y ese bis de 'I thought about you', íntimo, que ya cantaba Sinatra. Mejor recuperar esta alfombra voladora para atravesar el resto de la noche.

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