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El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, recibe a una delegación del colectivo las 'Kellys'. Virginia Carrasco

Las reivindicaciones de las 'Kellys' llegan a La Moncloa

Un grupo de camareras de piso se reunió durante dos horas con Rajoy, quien se mostró «abierto» a modificar el Estatuto de los Trabajadores para que no se externalice esta actividad

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Jueves, 5 de abril 2018, 17:04

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«Camarera de piso significa correr ocho horas sin parar», explica Adriana, que, a sus 55 años y sin un contrato fijo, lleva 14 trabajando de 'Kelly' (el acrónimo que ellas mismas se han puesto por 'las que limpian') y admite que tiene «miedo» a no poder jubilarse. Ayer dejó por un día el «estrés» que soporta en su actividad diaria en un hotel -que en ocasiones no le permite ni parar para comer ni ir al baño- para venir de Baleares a Madrid a «luchar por sus derechos». Quiso estar al lado de las cinco compañeras que ayer fueron recibidas en el Palacio de la Moncloa por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

El resultado de esta reunión -que rompió cualquier protocolo al durar dos horas frente a los 40 minutos previstos- fue «muy positivo», como coincidieron las representantes de este colectivo de limpiadoras de habitaciones de hotel, que salieron «bastante satisfechas» del resultado obtenido, tal y como explicaron en una rueda posterior celebrada en el Senado. Allí, anunciaron que el presidente se mostró «abierto» a modificar el artículo 42.1 del Estatuto de los Trabajadores y a ampliar el catálogo de enfermedades profesionales, dos de las principales reivindicaciones de este colectivo.

«Queremos que se modifique el Estatuto de los Trabajadores porque la externalización nos está matando vivas», aseguró Ángela Muñoz, vicepresidenta de la Asociación de las Kellys, que prometió que esta lucha «va a seguir» hasta que no les den «soluciones».

Lo que exigen las 'Kellys' es que se introduzca en el artículo 42.1 -que únicamente establece la obligación a las empresas que subcontraten a que estén al día en la Seguridad Social- la prohibición expresa de externalizar la actividad principal de la empresa, algo que a Rajoy «le ha parecido bastante coherente». Las portavoces explicaron que el PSOE presentó ya el pasado año una proposición de ley para modificar este artículo del Estatuto, pero no les satisface porque no incluye esta petición y creen que los socialistas «se quedan cortos». Ellas explicaron que si los hoteles 'venden' habitaciones limpias, la limpieza es una actividad principal y no se puede, por tanto, subcontratar con una empresa externa, al igual que no se hace con la recepción del hotel o con los camareros. «¿Por qué se hace con un colectivo donde somos mayoritariamente mujeres?», se preguntaron. Y una y otra vez denunciaron que la externalización que se ha llevado a cabo con la reforma laboral les ha llevado a precarizar más un trabajo de por sí precario, como lo confirma el hecho de que los sueldos de las camareras de piso se rebajen un 40% si dependen de una subcontrata (de pagar unos 1.100-1.200 euros al mes a pagarles 600 euros).

Además, Rajoy se mostró también «dispuestos» a ampliar el marco de enfermedades laborales, aunque las portavoces admitieron que estuvo «más sensibilizado» a incoporar las enfermedades musculoesqueléticas y «menos receptivo» con las psicosociales, que incluirían problemas como la ansiedad y el estrés, muy presentes en este colectivo.

«A nosotras nuestras enfermedades nos dicen que son degenerativas y a mí mi madre me parió sana, no enferma», se quejaba una de las decenas de limpiadoras de hotel que se dieron cita en el Congreso.

Desde La Moncloa se limitaron a enviar un comunicado en el que anunciaron que el presidente «se ha comprometido firmemente a estudiar sus peticiones e impulsar la acción necesaria para mejorar sus condiciones laborales».

Alabanzas a Rajoy

Además, el presidente del Gobierno -al que alabaron y calificaron de «un señor»- «se mostró también muy receptivo» a otra de las peticiones de las kellys: la jubilación anticipada. Lo que piden es que -al igual que otros grupos como los bomberos o ertzainas- se adelante la edad de jubilación al menos a los 60 y puedan retirarse con 25 años cotizados, pero un mínimo de 15 como camareras de piso, ya que tienen que trabajar en otras cosas.

«Empecé de camarera de piso a los 15 años y llevo 44 años cotizados. Sin embargo, no llegaré a los 50 porque me han destrozado la salud. Ya no puedo más», denunció Ana Barranco, otra de las trabajadoras que acudió al Senado a respaldar la lucha de las 'Kellys'.

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