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Emilio SÁNCHEZ-BOLEA
Lunes, 11 de diciembre 2017, 08:07
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Podría tratarse de la rueda de prensa posterior al partido en que Ibon Navarro arribase más caliente esta temporada. «Con esta cara de gilipollas que tengo no sé si hacer mucha valoración». No había duda. Lo era. «Creo que veníamos con la intención de obligar al Real Madrid a jugar a su máximo nivel para ganarnos y creo que lo hemos hecho», comenzaba a hablar con una dificultad evidente el entrenador universitario, a quien no le faltaba razón, pues pocas situaciones más difíciles de ganar un partido en tan poco tiempo se recuerdan por la casa blanca, menos contra un rival de una entidad inferior como es el UCAM.
Fueron «dos veces», las que el Real Madrid tuvo que agarrarse a los milagros de Thompkins. Causó más estupefacción el primero que el segundo, pues con tres puntos arriba y una única jugada restante en el partido en la que toca defender, la norma no escrita en el baloncesto europeo dice que haciendo falta el partido está prácticamente asegurado. En las dos defensas previas al empate de Thompkins en que el UCAM ganaba por tres tantos, los murcianos llevaron al tiro libre a los locales, pero en la jugada definitiva no. «Todos desde casa jugando a la PlayStation sabemos lo que hay que hacer», contestó Navarro preguntado por esta acción. «Los jugadores son los que están dentro con 200 pulsaciones», dijo defendiendo la decisión de Soko de aguantar sin falta la subida del balón de Doncic.
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