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Los corredores aguardan la salida de la prueba.

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Los corredores aguardan la salida de la prueba. Pablo Sánchez / AGM

La Ruta llena Cartagena de ilusión y color

MAITE FERNÁNDEZ

Cartagena

Domingo, 15 de abril 2018, 10:48

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La Ruta de las Fortalezas volvió a ser un éxito y demostró que se trata de un evento muy especial para los especialistas en montaña, pero también para los que llegaron casi con el tiempo justo de acabar. Tampoco lo es menos para aquellos que tuvieron que abandonar a lo largo del recorrido de 53 kilómetros o que no pasaron los cortes temporales por falta de ritmo ayer en Cartagena. Para muchos terminar era ya una marca importante y, más que colgarse la medalla, solo buscaban el abrazo y el beso de los suyos en una meta con menos público que en anteriores ediciones, pero con un gran ambiente.

Como cada año, la verdadera triunfadora fue la mascota del evento. Niños y mayores inmortalizaron al lagarto con sus seres más queridos. Eso no cambia en cada edición. Las lágrimas brotaban al cruzar exhaustos la línea de meta y al cumplir las promesas o los compromisos adquiridos, ajenos los rezagados a que la cabeza de la prueba ya hacía horas que había recibido sus trofeos. Pero es lo bonito de una carrera que mezcla 3.800 ilusiones y un solo destino, la Academia General de Marina General Albacete y Fuster. Allí, la organización esperaba a todos los participantes, aunque alguno llegó muy rápido en una carrera cuya dureza, pese a todo, suele hacer mella en la zona final.

Ramón Navarro, en su sexta participación, abrió hueco en los metros finales. Fue midiendo los esfuerzos hasta el kilómetro 30 y se lanzó en la última parte del recorrido viéndose con fuerzas para ser el primero, o al menos intentarlo. Lo consiguió. Triunfo dedicado a su madre por parte del corredor de Pozo Estrecho, que recibió el abrazo de la alcaldesa en la línea de meta y el cariño e, incluso, algún pisotón fastidioso y anecdótico de sus familiares.

A sus treinta años, invirtió un tiempo de cuatro horas y seis minutos. Logró sacar unos minutos a quienes le acompañaron más tarde en el podio masculino. Segundo fue José Antonio Agüera y tercero José Carlos Caparrós.

A la tercera

En el apartado femenino, la ganadora es una vieja conocida. Y es que ya quedó segunda el año pasado y a la tercera fue la vencida. Verónica Bugliot es una profesora de origen gallego que se enamoró de la Ruta y que seguro que recibe el aplauso de los alumnos de Primaria del IES Luis Calandre. Cinco horas y quince minutos fueron suficientes para abrazarse a Luis, su marido, que también participó en la prueba. El paso por Navantia se le hizo más duro de lo imaginado, pero no le hizo perder comba para el éxito final.

Se encontró mucho más fuerte de lo que presagiaba y feliz por el reto conseguido se emocionaba ante el caluroso recibimiento en una prueba en la que el sol acompañó a la brisa en una bonita mañana que tuvo pequeños apretones de gente en la zona inicial de la Sierra Gorda.

A Verónica la siguieron en la lista de féminas Lidia Rey y Saray Paredes para completar el podio de campeonas. El primer equipo femenino fue el KBWoman.

Pero todos los retos son igual de importantes y para demostrarlo está el ejemplo de Paco Herráiz, que, orgulloso, cumplimentó el recorrido en cinco horas y cuarto en su primera participación y acabó feliz; o el de Manolo Parga del Castillo, que fue recibido por sus dos peques tras acabar en poco más de cinco horas y veinte minutos. Buenos tiempos para reflejar los numerosos entrenamientos en fechas atrás, porque es una prueba que debe tomarse en serio y así lo piden los deportistas punteros.

Y así, miles de historias diferentes de gente de la ciudad y de fuera. El primer equipo que consiguió llegar unido a la meta fue el del Tercio de la Armada de San Fernando. Se frenaron antes de parar el cronómetro. Cada uno portaba una pieza de la bandera que montaron y con la que desfilaron en el último tramo. Tras recibir la medalla, el coronel director Enrique Montero les ordenó romper filas y disfrutaron como niños de su trofeo y su triunfo deportivo. Resulta curioso ver cómo lucen sonrisa, cuando apenas pueden caminar unos metros antes de tumbarse a recuperar el aliento. Lo más llamativo es que ya piensan en la próxima edición.

Una pedida en carrera

Si emocionante era ver llegar a los primeros, no lo fue menos ver a los últimos de la prueba juvenil que finiquitaban su participación con más de tres horas y media. Este año completaban el cupo de participantes adultos que no se veían capacitados para la prueba reina y escogieron el recorrido de 14,4 kilómetros. Eso sí, los primeros llegaron rápido y antes de las 10.30 horas ya estaba como vencedor Raúl Momblona, que tardó una hora y doce minutos en finiquitar su carrera. El ambiente es espectacular entre los que no compiten por la victoria y da tiempo para pensar en muchas cosas durante el camino. Algunos, incluso, no se rinden tras una caída que les hace ir sufriendo todo el resto del camino. Acabar es la propia meta y no están dispuestos a claudicar antes del kilómetro 53. Según contaba la organización en su cuenta de Twitter hubo, incluso, una pedida de matrimonio.

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