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Wayde van Niekerk, posando con su récord del mundo en Río de Janeiro. Reuters
La era de los récords parece llegar a su fin
Atletismo

La era de los récords parece llegar a su fin

De las pruebas de velocidad al maratón, los científicos estiman que «la pendiente de progresión es casi nula para la mayoría de pruebas», a no ser que el dopaje contravenga esos vaticinios

Andrea Bambino

 París

Viernes, 3 de noviembre 2017, 19:39

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Más rápido, más alto, más fuerte... ¿Pero hasta dónde y a qué precio? De las pruebas de velocidad al maratón, los científicos estiman que la era de los récords llega a su fin, a no ser que el dopaje contravenga esos vaticinios. En el Mundial de atletismo de Londres, el pasado mes de agosto, únicamente se batió un récord planetario (50 kilómetros marcha femenina). Un año antes hubo dos plusmarcas en los Juegos Olímpicos de Río, con el sudafricano Wayde Van Niekerk (43 segundos, 3 centésimas en 400 metros) y la etíope Almaz Ayana en los 10.000 metros (29 minutos, 17 segundos y 45 centésimas).

Después de los grandes hitos del siglo XX, «la pendiente de progresión es casi nula para la mayoría de pruebas del atletismo», considera Marc Andy, del Instituto de Investigación Biomédica y Epidemiológica del Deporte (IRMES) de Francia. Ese departamento unido al INSEP, el instituto deportivo considerado la 'fábrica de campeones' del país, había anunciado en 2007 que el límite de las capacidades fisiológicas humanas estaba cerca, analizando la evolución de los resultados desde los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna (1896).

Como un signo de los tiempos, el keniano Eliud Kipchoge, de 32 años, corrió en mayo de 2017 los 42,195 km del maratón en 2 horas y 25 segundos, rozando la mítica barrera de las dos horas, en el marco de un proyecto con fines promocionales dirigido de principio a fin por la marca Nike. Las condiciones de la carrera, en el circuito de Monza (Italia), con equipos de liebres frescos y un coche protegiendo a los corredores, eran tan ventajosas que la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) no dio homologación al tiempo. El récord del mundo oficial sigue siendo, por lo tanto, el de otro keniano, Dennis Kimetto (2 horas 2 minutos y 57 segundos en Berlín en 2014, con una media de 20,5 km/h).

VO2max

En la legendaria distancia del maratón, los «factores de rendimiento» son un motivo de reflexión para entrenadores y científicos desde hace mucho tiempo. Más allá de la temperatura ideal -alrededor de 12 grados centígrados- y de una complexión física menuda, «hay varias decenas de factores que intervienen, tanto a nivel del tipo de morfología que en criterios fisiológicos o biomecánicos», estima Pierre Sallet, doctor en fisiología y presidente de Athletes For Transparency, una asociación que aboga por la integridad y la limpieza del deporte.

«¿Cómo vamos a identificar esos parámetros en las categorías juveniles? ¿Cómo se va a gestionar la nutrición, el entrenamiento en altura, optimizar los estados de forma y los estados de fatiga para llegar al día D en un estado psicológico y fisiológico óptimo?», enumera, asegurando que existen márgenes de progresión limitados. Además del entorno y la morfología, «tres grandes parámetros fisiológicos van a pesar durante un maratón: la resistencia, la capacidad para generar energía con ayuda del oxígeno», medida principalmente por la VO2max, «y la eficiencia motora», que es la capacidad del organismo para ahorrar energía, expone a la AFP Vincent Pialoux, subdirector del Laboratorio Interiuniversitario de Biología de la Motricidad (LIBM) de Lyon.

Máquina humana

Queda por encontrar al atleta que combine los datos óptimos. Cuando el etíope Haile Gebreselassie batió su propio récord del mundo de maratón en Berlín en 2008 (2:03:59), tenía 35 años. «La VO2max disminuye con el tiempo», cuenta Vincent Pialoux. Y siendo más joven no es seguro que hubiera tenido la misma economía de esfuerzo durante la carrera. En ese contexto tan complicado e impreciso, ¿será el dopaje el que haga explotar todos los modelos? El asesor científico de la Agencia Francesa de Lucha contra el Dopaje (AFLD) Xavier Bigard identifica varias amenazas. A nivel farmacológico habla de las sustancias que tienen una vocación médica para los pacientes con sobrepeso pero que podrían ser desviadas para «mejorar los efectos del entrenamiento». O de los productos susceptibles de permitir que el cuerpo fabrique EPO y mejorar el transporte de oxígeno en la sangre.

Desde que apareció la terapia celular, la cura de una lesión con el aporte de células madre, la cuestión del dopaje genético está en boca de muchos. Hay temores de que algún día se pueda 'jugar' genéticamente, frenando por ejemplo el desarrollo de la masa muscular o mejorando las células musculares. Pero «la tarjeta de identidad de una fibra muscular se apoya en más de un millar de genes, no se pueden modificar todos», puntualiza Xavier Bigard, advirtiendo a los aprendices de brujos que «la máquina humana es muy compleja». «La transformación del hombre en animal capaz de correr un maratón en 1 hora y 40 minutos será larga, si es que es posible, y se enfrenta a un número incalculable de límites científicos», añade Pierre Sallet. «Habrá incluso un límite: mantener a la persona con vida».

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