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Lydia Valentín, ayer, en la UCAM, donde ofreció una charla. Guillermo Carrión / AGM
Lydia Valentín: «Nunca quise ser una más»

Lydia Valentín: «Nunca quise ser una más»

«No reivindico nada; da la casualidad de que soy mujer, y da la casualidad de que soy coqueta y de que practico un deporte de fuerza, pero no levanto banderas», afirma la campeona europea, mundial y olímpica de halterofilia

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Martes, 24 de abril 2018, 00:33

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A los 15 años dejó Camponaraya, en el Bierzo, donde había empezado a levantar pesas en el centro deportivo del pueblo con un tesón que sigue inmarchitable hoy, 18 años después y tras amalgamar todas las medallas posibles. Con la triple corona (oro olímpico, mundial y europeo) cascabeleando a sus espaldas, Lydia Valentín bien se puede escribir con hache de halterofilia -«Sí, sé que ahora mi nombre está asociado a este deporte», dice-. La deportista fichada por la UCAM lleva en Madrid desde los 15 años. En el CAR del Consejo Superior de Deportes entrena maquillada, porque es coqueta, y bajo un letrero, 'Porque no quiero ser un capítulo, quiero ser Historia', que su fisio le hizo colgar como un vitamínico especial de puño y letra. Ha hecho historia y ha hecho célebre un gesto, el del corazón en la tarima, y la i griega de Lydia, «porque siempre me gustó ir a contracorriente», asegura la leonesa con voz pausada durante esta entrevista en la UCAM, donde ayer ofreció una charla y dio una clase magistral sobre halterofilia, su amor de siempre.

Palmarés

  • Juegos Olímpicos: 3 medallas. Ha sido oro en Londres 2012 en 75 kg tras la descalificación por dopaje de las tres primeras, plata en Pekín 2008 tras la descalificación de tres de las competidoras que la precedieron y bronce en Río 2016.

  • Mundiales: 2 medallas. Ha sido oro en Anaheim (EE UU) 2017, siendo la primera campeona mundial de halterofilia española, y bronce en Wroclaw (Polonia) 2013.

  • Europeos: 4 oros. Ha quedado primera en 2014, 15, 17 y 18. Además, tiene 3 medallas de plata y otras 3 de bronce.

-¿El éxito es como el dinero, no da la felicidad pero ayuda?

-Sí, el éxito es un acicate, claro, pero el verdadero éxito es dedicarte a lo que de verdad te gusta. El éxito no es tener unos resultados espectaculares, sino hacer lo que quieres.

-¿Por qué le gusta tanto la halterofilia?

-Este deporte no admite término medio, o te gusta mucho o nada. La gente que practica halterofilia es porque le gusta. Nadie va a una pachanga de halterofilia, te vas a una pachanga de pádel, pero no de esto. Me gusta porque me gusta el deporte, porque he aprendido mucho practicándolo y he visto con el tiempo que es mi pasión.

-Pero empezó con el baloncesto y el atletismo.

-Sí, pero en el polideportivo del pueblo, el entrenador, que llevaba un poco de todo, vio que tenía físico y actitud para esto y me propuso practicarlo. Ya no paré de hacerlo.

-¿Sigue yendo por el pueblo?

-Sí, claro, cuando tengo descanso voy y vuelvo a entrenar al centro de siempre, que ahora lleva mi nombre. Allí nos conocemos todos, es un pueblo pequeño. Para mí es muy importante estar con mis amigas de la infancia y volver a los lugares de antes.

-Es un ejemplo de deportista dedicado a lo suyo en cuerpo y alma. Con 15 años se fue a Madrid y hasta ahora.

-Es que cualquier deportista de élite se dedica en cuerpo y alma. No puedes estar a medias para ganar medallas. Hay que tomar un camino y desechar otros. Yo he invertido e invierto mucho, pero para ganar medallas hay que hacerlo.

-¿Siempre tuvo claro que llegaría lejos? Se lo pregunto por el cartel que hay en el CAR de Madrid donde entrena: 'Porque no quiero ser un capítulo, quiero ser Historia'.

-Hace tiempo el fisio me dijo que tenía que darle una foto y una frase para ponerlos junto a la tarima, donde se viese, y yo elegí esa, que me motiva, porque es cierto que no quería ser una más, quería hacer historia, conseguir lo máximo a nivel mundial; y creo que ya soy historia. ¡Soy campeona del mundo!

-Llama la atención su serenidad. Sobre la tarima parece más nerviosa y volcánica.

-Así concibo la vida, hago lo que me gusta y me siento tranquila y serena, pero no por el reconocimiento, sino porque de verdad me gusta mucho lo que hago.

-Pero siempre da gusto que te reconozcan, ¿no? ¿Se acuerda de su primer autógrafo?

-Pues creo que fue para una amiga y me dio mucha vergüenza.

-¿Cuál es el secreto de su éxito, la fuerza mental o la física?

-La mental, sin duda. Aquí gana el que mejor cabeza tiene, no el que más fuerza tiene. Y es que, por encima de todo, tienes que creer en ti y ser valiente. Este es un deporte para valientes. No te puedes meter ahí debajo a ver qué pasa, como el que no quiere la cosa. Aquí te haces daño si vas a medias. Así que tienes que tenerlo muy claro y saber que puedes. No vale probar como si nada. Solo tienes unos segundos, no es como en otros deportes.

-¿Piensa en algo justo antes de esos segundos bajo el foco?

-Me concentro y visualizo toda la competición, cada escena ahí arriba.

-¿Absolutamente todo?

-Sí, la técnica de la visualización es común en el deporte de gran nivel. Es una forma de adelantarse a lo que va a pasar. Te lo juegas todo en un momento y es una técnica para que no entre nada. ¡No puede entrar nada en ese momento! Solo lo que estás haciendo en ese instante.

-¿Qué es lo peor que le puede pasar antes de subir a la tarima?

-Quizá no creerte capaz, las dudas.

-Pero usted lleva muy bien la presión. Ha dicho varias veces que no le asusta ni la bloquea.

-De qué me sirve estar presionada. Trabajas mejor cuando estás tranquila.

-¿Cuál es su mejor cualidad como deportista?

-Lo mejor que tengo es mi capacidad para el trabajo. No puedo decir otra cosa. Entreno muchas horas. El trabajo es la clave para todo. No hay más receta: trabajar, trabajar y trabajar.

-¿Por qué Lydia con i griega?

-Lo de la i griega es porque quizá nunca quise ser una más, quería ser diferente. Ya en el colegio firmaba con la i griega. Siempre me gustó ir a contracorriente.

-¿Y lo del corazón que dibuja con las manos cada vez que gana?

-Lo hice en Río para hacer un guiño a la gente que me había estado apoyando, a mis padres que estaban allí y al pueblo que se reunió para verme en competición.

-Tiene un gusto marcado por la estética. ¿Ir maquillada a los entrenamientos es para reivindicar su femineidad en un deporte de fuerza?

-No quiero reivindicar nada. Solo soy una deportista, pero da la casualidad de que soy mujer, y da la casualidad de que soy coqueta y da la casualidad de que hago un deporte de fuerza, pero soy una chica normal. Voy maquillada porque me gusta, como cualquier mujer, no porque quiera levantar ninguna bandera. Simplemente me siento más guapa.

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