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Paulinho y Neymar durante un entrenamiento con la selección.
Costa Rica examina a Brasil

Costa Rica examina a Brasil

Grupo E ·

La 'canarinha' con Neymar en teoría recuperado necesita ganar a Navas y compañía para seguir aspirando al primer puesto del grupo

Aser Falagán

Santander

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Viernes, 22 de junio 2018, 00:59

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El jogo bonito pesa. Es casi un peaje. Si Fernando Hierro decía el miércoles que todo el mundo sufrirá en el Mundial, algo parecido pensará Adenor Leonardo Bacchi, A. K. A. Tite, porque en la jornada inaugural a Brasil le dieron fuerte y flojo. Pueden dar fe Neymar y sus tobillos, desvencijados como quedaron de la batalla ante Suiza en un duelo en el que la 'canarinha' vio cómo le forzaban tablas tras un festival del faltas al del tupé rubio.

Por eso Neymar, que se ha perdido algún entrenamiento, es la gran incógnita de Tite en un partido que supone la reválida para el seleccionador. En un Mundial en el que las sorpresas se le empiezan a atragantar a las favoritas, Brasil no es que aspire, es que necesita ganar para reivindicarse como lo que es: una de las principales candidatas a levantar el título, a un Campeonato del Mundo que sería el sexto. Pero la exigencia también es mucha.

Obligada como está siempre no solo a ganar, sino también a convencer, la 'canarinha' afronta hoy simultáneamente una oportunidad y una trampa. Se mide a un adversario débil, muy débil, y tres puntos le allanarían el camino hacia los octavos de final -otro asunto es el liderazgo del grupo, que tal vez se deba jugar con Serbia-, pero del mismo modo han agotado el margen de error. Tras el empate suizo Brasil reclama puntos y credibilidad.

Consciente de lo que se avecina, Tite no juega sin embargo al escondite y tampoco disimula cuál puede ser su equipo inicial, aunque pocas sorpresas se puede guardar una 'canarinha' que por mucho que lo intente no puede alejarse de los flashes. Si no hay retoques, Alisson estará escoltado por Danilo, Thiago Silva, Miranda y Marcelo en la defensa. Paulinho, Casemiro y Coutinho formarán trío en la medular y Willian, Gabriel Jesús y Neymar serán los tres delanteros de una Brasil con la que el astro del PSG ya entrena por la banda izquierda del ataque. «Será un partido muy difícil porque ellos perdieron el primero y nosotros empatamos, eso significa que ambos estamos bajo presión, pero esto es algo normal. Estamos acostumbrados a este tipo de situaciones y estamos tranquilos», resumía ayer Thiago Silva, que ejercerá de capitán dentro del sistema rotatorio impuesto por Tite después de que en el partido inaugural fuera Marcelo quien portara el brazalete.

La víctima

Se reeditará así, si los tobillos del paulista no lo impiden, un duelo que el jeque del PSG le arrebató a la Liga: el del iconoclasta Neymar frente al sobrio Keylor Navas, que en este Mundial debe reciclarse desde la posición preponderante que tiene con el hegemónico Real Madrid a defender la portería de una selección modesta que llega a este partido acorralada y obligada a puntuar ante uno de los mejores equipos del planeta para no quedarse fuera del Mundial a las primeras de cambio. Aunque desde la ampliación a 32 equipos ese es también uno de los peajes que deben pagar los cuadros modestos en una convocatoria que deja por el camino a la mitad de sus invitados al cerrarse la fase de grupos.

Costa Rica irá a lo suyo. Es la víctima, lo sabe y bastante tiene con aguantar el tipo y buscar una sorpresa muy, pero que muy improbable. Pero esperanzas no le deben faltar, empeñado como está este Mundial en dar sorpresas por encima de las posibilidades del ciudadano medio. De hecho, hay un club en Alcoy que, comparado con el combinado costarricense, bien podría escribir un himno al pesimismo: «Desesperanza es una palabra que no cabe hoy, más bien al contrario. Hay que tener esperanza y fe de que podemos hacer un buen partido. Tácticamente tenemos 90 minutos para hacer un buen trabajo e intentar sacar el resultado», decía ayer el capitán de Costa Rica, Bryan Ruiz, en la sala de prensa del Estadio de San Petersburgo. Toda una declaración de intenciones de un equipo que se resiste a ser sencillamente una comparsa.

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