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La sacudida fue tremenda en varios clubes de la Región. Donde más se sintió fue en el Jumilla, de Segunda B, y en el Águilas, de Tercera. Pero tuvo sus efectos colaterales en Cartagena, Lorca, Pulpí y Alcantarilla. Porque seis futbolistas fueron detenidos ayer en Ceutí y en Águilas por agentes de la Unidad de Delitos Especializados y Violentos (UDEV) de la Policía Nacional, en el marco de la 'operación Pizarro' llevada a cabo en toda España contra el amaño de partidos de fútbol. Según los investigadores, los jugadores cebo, a sueldo de una organización delictiva cuyo cabecilla sería el exfutbolista vasco Jonan García, forzaban saques de esquina, impedían fueras de juego, hacían penaltis, mostraban pasividad defensiva e incluso convencían a otros compañeros de que hicieran lo mismo.
El terremoto futbolístico en la Región comenzó a sentirse unos minutos después de las diez de la mañana en el polideportivo Miguel Indurain de Ceutí, donde arrancaba el entrenamiento del Jumilla, cuarto por la cola en el grupo IV de Segunda B. El director deportivo de la entidad vinícola, Guillermo Fernández Romo, era informado por los agentes desplazados al recinto deportivo de que tenían que llevarse a Ceballos y Catalá. Romo habló con ellos y ambos se marcharon -arrestados- camino de la comisaría de Murcia. Obviamente, la conmoción en el vestuario del Jumilla fue total.
Se da la circunstancia de que Ceballos compartió vestuario con Jonan García, uno de los dos exfutbolistas que la Policía sitúa como cabecilla de esta red. Ceballos estuvo con él en el Ciudad de Murcia, en la temporada 2006-07. El caso del defensa barcelonés tuvo un gran impacto también en Cartagena, ya que Ceballos ha estado cuatro temporadas y media en el Efesé y fue su capitán hasta hace un mes.
Jumilla
Águilas
En Navidad fue 'cortado' por Paco Belmonte, a pesar de sumar 128 partidos con la camiseta del Cartagena. De hecho, es el décimo jugador con más partidos disputados en la historia del club albinegro y recibió varios homenajes cuando se marchó del club. Sigue viviendo en Cartagena y Belmonte le prometió que, en cuanto se retire, tendrá una oferta para regresar al Efesé e incorporarse a la secretaría técnica o al proyecto de cantera que coordinan Isidoro García y Paco Sánchez.
Ceballos, de 34 años, ya no tenía protagonismo en el equipo dirigido por Alberto Monteagudo y se le obligó a marcharse, para dejar libre una plaza senior. Rechazó una oferta del Lorca Deportiva y firmó por el Jumilla, con cuyo entrenador, Pato, coincidió en su primer año en el Cartagena. En el equipo jumillano es titular desde que llegó y está rindiendo a buen nivel. Lo curioso es que en el foco de los investigadores solo hay un partido de esta temporada del Jumilla, el que le enfrentó al Écija en el campo municipal de La Hoya el pasado 10 de diciembre. Acabó con empate a cero y en ese encuentro no jugaron ni Ceballos (que aún estaba en el Cartagena) ni Catalá, baja por lesión.
Las fuentes policiales consultadas por 'La Verdad' precisaron que además de ese Jumilla-Écija de hace poco más de dos meses se investiga algún partido del Cartagena y del Racing de Ferrol del pasado ejercicio. Uno de ellos es el Ferrol-Coruxo que acabó 5-2. Ceballos solo disputó diez partidos de Liga la pasada campaña, mientras que Catalá, de 33 años, completó un total de 30 encuentros el último curso con la camiseta del Racing de Ferrol. Ambos prestaron declaración durante la tarde de ayer en Murcia y anoche fueron puestos en libertad, con cargos.
Además, dentro de la misma operación en la que ya hay 32 detenidos en toda España, otros cuatro futbolistas de la Región (tres del Águilas y uno más cuya identidad y procedencia no ha trascendido), fueron también arrestados y llevados a Comisaría para que declararan por un presunto delito de estafa y corrupción en los negocios, amañando partidos que el equipo aguileño disputó la pasada temporada dentro del grupo murciano de Tercera.
Los cuatro futbolistas militaron el pasado curso en el Águilas que entrenaba Sebas López. Son Emilio, Hugo, Xavi y el cuarto anteriormente citado. El portero Javi Soto, aguileño, cambió de club tras ser acusado de venderse y ahora milita en el Pulpileño, club almeriense que también compite en el grupo XIII de Tercera División. En un principio, se relacionó a Soto con esta operación, pero no está investigado. Hay un séptimo jugador implicado, que es Antonio Bello, ex de UCAM y Jumilla, y que ahora milita en el Xerez. Tras las declaraciones de ayer, solo uno de estos jugadores, al parecer Xavi, quedó detenido y hoy comparecerá ante el juez.
Todas las alarmas saltaron tras un Imperial-Águilas jugado en Espinardo el 30 de diciembre de 2016. Aquella noche, el jugador local Adrián Montesinos hizo tres goles casi de manera consecutiva. En solo quince minutos, el filial del Murcia se puso 3-0 ante el Águilas. Uno de los goles llamó mucho la atención, ya que Adrián Montesinos marcó a la tercera intentona dentro del área, tras dos remates seguidos al poste y gracias a la pasividad del portero y los defensas del Águilas. De hecho, efectivos de la Unidad de Delitos Especializados y Violentos (UDEV) de la Policía Nacional ya estuvieron entonces por Águilas haciendo averiguaciones sobre lo ocurrido en aquel partido contra el Imperial. Y de aquel hilo se ha ido tirando en los últimos 14 meses.
La Policía ha seguido con especial interés lo que iba sucediendo cada fin de semana en los partidos de la Tercera murciana. Hay muchas sospechas y el foco estaría puesto en dos partidos de la temporada pasada, El Palmar-Águilas y Estudiantes-Yeclano, así como en el Lorca B-Estudiantes de esta campaña. La operación, que se ha desarrollado en Madrid, Murcia, Badajoz, Albacete y Barcelona, sigue en marcha y no se descartan nuevos arrestos. Durante los últimos meses, la Liga de Fútbol Profesional ha estado colaborando con la Policía y proporcionando datos que podían apuntar a presuntos partidos amañados por parte de esta organización, que hacía sus apuestas a través de una web que tenía su sede en China.
Uno de los futbolistas detenidos ayer salió tan desorientado de la Comisaría de Murcia, que al verse en la calle subió en el primer coche que vio. No se percató de que era un vehículo de la Policía y, por tanto, no se puede abrir desde dentro, como comprobó cuando intentó bajar. Nervioso y alterado, rompió a golpes una de las ventanillas para poder salir.
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