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Sergio Gallego
Miércoles, 22 de noviembre 2017
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El restaurante Cabaña Buenavista consigue la segunda estrella de la prestigiosa guía Michelin. Pablo González-Conejero, cocinero y copropietario del restaurante murciano, pasa de capitanear el único restaurante con una estrella Michelin de la Región a dirigir la cocina del único restaurante que ha conseguido dos estrellas de la guía roja en la historia de la gastronomía murciana. «Increíble. Es un sueño hecho realidad. Espectacular. Es algo único. Estoy muy feliz. Es todo muy bonito e increíble que unos pringados como nosotros hayan conseguido algo así. Esto es un gran impulso para la Región, no solo para nosotros, y debemos compartirlo con todos, especialmente con todos nuestros clientes», decía el chef nada más bajar de las escaleras que dan al escenario donde González-Conejero recibió su chaquetilla con las dos insignias. Un hito histórico.
De González-Conejero destaca la Guía Michelin «el detalle y la meticulosidad con que elabora cada uno de sus platos, siempre de excelente técnica, cuidada presentación y sabores muy definidos».
La trayectoria de Cabaña Buenavista siempre ha sido de constante evolución. Si una puesta en escena divertida con un sinfín de artilugios de presentación, acompañada de una cocina de autor cuidada y detallista, le otorgó la primera condecoración en 2009, una apuesta por la experiencia global en la sala, dejando un poco de lado los llamativos artilugios, y un afianzamiento en la propuesta gastronómica le han otorgado al chef murciano la segunda estrella Michelin, pasando a formar parte de un selecto grupo de cocineros de la talla de Andoni Luis Aduriz -Mugaritz-, Nacho Manzano -Casa Marcial-, Diego Guerrero -D’Stage- y Paco Roncero -La Terraza del Casino-, entre otros. «Es importante estar al lado de cocineros de esta talla, pero es especialmente bonito haber subido al escenario con Oriol Castro -Disfrutar- y con Fran Martínez -Maralba-, con quien he compartido tanto. Es todo felicidad en estos momentos que además recordaré siempre por haberlos vivido con estos cocineros con los que tengo tanto en común», afirmó el chef murciano.
La consolidación de la cocina en una constante innovación de sus platos, entre los que destacan versiones de los clásicos murcianos, así como delicadas interpretaciones de inspiración internacional, Cabaña Buenavista puso toda la carne en el asador al incorporar a la experiencia gastronómica cuatro estaciones -en forma de contenedores metálicos de aceite- en el jardín de la Finca Buenavista, donde el comensal puede degustar distintos aperitivos en cada uno de ellos. De esta forma, la experiencia pasa ahora por tres fases: un recorrido por el jardín, unos aperitivos en la terraza y un pase final en el interior de la cabaña africana que forma el comedor del singular restaurante. «Nuestra idea ha sido siempre la de hacer felices a nuestros clientes en nuestro restaurante y creo que lo hemos conseguido. Ahora, con esta segunda estrella hacemos felices a mucha gente de una forma diferente, pero me consta que son muchos los que se alegran de nuestros éxitos porque eso se transmite. Además, creo que un restaurante con dos estrellas Michelin en la Región es algo que nunca ha pasado y pone en el mapa a Murcia gastronómicamente de una forma diferente que beneficiará a todos los sectores», aseguró González-Conejero a 'La Verdad'.
Esta puesta en escena, la consolidación en la cocina y una sala ajustada al detalle, tanto en el servicio de camareros como en la sumillería y la carta de vinos, ha propiciado que Cabaña Buenavista escriba una página inédita en la historia de la gastronomía de la Región. «El mensaje que debemos sacar de lo que hemos conseguido es que cualquiera puede llegar a conseguir estos reconocimientos. Me acuerdo de muchos compañeros que están en el camino y desde aquí les animo a que sigan luchando por lo que les motiva, porque si nosotros hemos podido subirnos en el escenario para recoger la chaquetilla con las dos estrellas, cualquiera puede hacerlo», afirmaba el cocinero.
Según el propio chef murciano, la primera estrella conseguida allá por el año 2009 fue para todo el equipo que forma Cabaña Buenavista -por aquel entonces La Cabaña- una auténtica sorpresa. «Nunca hemos esperado un reconocimiento así, aunque es muy gratificante que una guía con este prestigio se fije en el trabajo que hacemos, pero somos más partidarios de trabajar al máximo el día a día para que los clientes vivan una experiencia gastronómica única», asegura.
En cambio, el recibimiento de esta segunda estrella Michelin ha podido ser preparado con todo lujo de detalles, ya que el chef ubicado en El Palmar recibió hace más de un mes la invitación para asistir a la gala y estar presente durante el anuncio del reparto de las estrellas en Tenerife. Pero, a pesar de estar avisado, el chef murciano, fiel a su discreción, solo informó de que iba a emprender el viaje a la isla ayer miércoles, avisando a su familia de que se habían dado muchos casos de que los cocineros invitados se habían vuelto con las manos vacías. Pero no ha sido el caso, ya que Pablo González se traerá hoy en el avión la condecoración que tanto merecía y que tanto reclamaban los clientes que pasaban por su restaurante. «Mañana vamos a hacer una fiesta por la noche para celebrarlo con todo el equipo, que no ha sabido ni siquiera que hemos viajado a Tenerife, pero daremos el servicio del mediodía como todos los días. Y a seguir trabajando», concluía.
Los menús de Cabaña Buenavista están diseñados para ofrecer una experiencia única. Si bien el número de platos va aumentando según el menú seleccionado entre el pequeño, mediano o el grande, el restaurante ofrece los mismos aperitivos en la zona del jardín y en el área de la terraza antes de pasar al comedor, donde encontramos diferentes números de platos según la elección anterior. No depende de si comes más o menos, sino de que todos vivan la experiencia completa. Casi una treintena de bocados diferentes con el menú completo. Las propuestas cuestan 70, 80 y 105 euros, más la bebida.
Entre los platos más significativos de este 2017 destacan el Obsiblue -langostino azul- con espárrago blanco y guisantes con pashi de apio y algas, los tallarines a la carbonara con pesto huatacay y el solomillo de vaca gallega con patata asada al barro y a la brasa, que se sirve de una forma tan rudimentaria como espectacular rompiendo la piedra de barro en la mesa para extraer del interior la patata cocinada.
Pero González-Conejero no es un cocinero que lance una carta y deje medio año sus platos en el menú hasta ver entrar la próxima temporada, sino que va incorporando nuevas propuestas según va creando. Por lo que es fácil que una semana encontremos estos ejemplos y que en menos de quince días veamos otras incorporaciones, ya que, como explica el propio cocinero, «tenemos varios clientes que vienen casi todas las semanas a comer y tenemos que hacer cosas nuevas continuamente».
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