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Heinrich Böll.
El intelectual incómodo de la Alemania del milagro

El intelectual incómodo de la Alemania del milagro

El país germano celebra el centenario del nacimiento de Heinrich Böll, premio Nobel en 1972, cuya autobiografía se reedita en España

Álvaro Soto

Madrid

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Domingo, 7 de enero 2018, 01:49

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Una vez desnazificada, la República Federal de Alemania de la postguerra vivió un milagro económico que hizo maravillarse al mundo. Pero en ese país que no quería mirar hacia atrás, sino solo hacia delante, alzó la voz un intelectual incómodo que no dejó de recordar que los suyos venían de provocar el mayor conflicto armado de la historia. Se trataba de Heinrich Böll (21 de diciembre de 1917-16 de julio de 1985), convertido a su pesar (él detestaba el calificativo) en la conciencia moral de Alemania, que acaba de conmemorar el nacimiento del autor, que entre otros galardones, fue premio Nobel en 1972.

Criado en Colonia en un ambiente católico, Böll vivió en su adolescencia la toma del poder del nazismo. Intentó ejercer la resistencia pasiva, pero fue llamado a filas y combatió en los dos frentes, en el este y en el oeste, durante la Segunda Guerra Mundial. Al acabar el conflicto, regresó a su ciudad y empezó a trabajar de carpintero, labor que compatibilizó con la escritura.

Entre sus obras más importantes destacan ‘Retrato de grupo con señora’, ‘Billar a las diez y media’, ‘Opiniones de un payaso’, ‘El honor perdido de Katharina Blüm’ o ‘Pero ¿qué será de este chico?’, una autobiografía publicada en 1981 y que ahora reedita en España Galaxia Gutenberg.

Los escombros de la guerra se retiraron muy pronto de Alemania, y por eso precisamente Böll quiso definir su estilo como una «literatura de escombros». Desde una posición política de izquierdas, aunque no de partido, lamentaba que los jóvenes desconocieran la historia reciente de su país, algo que le costó enfrentamientos con los poderes políticos, económicos y editoriales, que preferían olvidar la guerra. En 1972, la Policía alemana llegó a registrar su casa al sospechar que daba cobijo a terroristas del Ejército Rojo (RAF), aunque hace unos meses se publicó una carta de Böll a un dirigente de RAF en la que le reclamaba el fin del terrorismo.

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