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Rafaelillo torea de muleta al primero de su lote, ayer, en Pamplona. Villar López / EFE
Esfuerzo inútil de Rafaelillo ante un lote imposible

Esfuerzo inútil de Rafaelillo ante un lote imposible

El escaso juego de los toros de Miura desluce la última corrida de San Fermín

Francisco Ojados

Pamplona

Sábado, 14 de julio 2018, 21:30

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No se lidió completa la corrida de Miura que ponía broche a los Sanfermines de 2018. El segundo del lote de Rafaelillo se lastimó en los corrales y en su lugar tuvo que saltar al ruedo un toro de Fuente Ymbro. Volvía Rafaelillo a pisar el ruedo pamplonés tras la hazaña del año anterior, en el que consiguió salir por la puerta grande ante los temidos toros de Zahariche.

La voluntad de repetir tal hito la puso desde que recibió de rodillas con dos largas cambiadas al primero de la tarde, toro castaño, muy en Miura, largo y cornalón, de mazorca ancha, distraído de salida, al que Rafaelillo llevó con oficio en los capotazos de saludo. Tras dos puyazos fuertes y un complicado tercio de banderillas, el murciano brindó al público una faena que comenzó genuflexo, muestra de su mejor disposición, pero el Miura no tuvo un pase y evidenció claro peligro, hasta tener a Rafaelillo, que se la jugó, a merced en varias fases de la faena. Por fortuna no llegó a coger al diestro, que acabó por dominar la situación en un desplante rodilla en tierra para culminar con una habilidosa estocada perpendicular que necesitó del descabello.

El festejo

  • Plaza de toros de Pamplona. Octava y última corrida de toros de la Feria de San Fermín. Lleno en una tarde calurosa. Cinco toros de Miura, desiguales y feos, salvo el sexto, con trapío, y uno de Fuente Ymbro, lidiado en 4° lugar. De escaso juego y con peligro.

  • Rafaelillo De azul turquesa y oro, silencio en ambos.

  • Rubén Pinar De grana y oro, ovación con saludos y vuelta al ruedo tras leve petición.

  • Pepe Moral De burdeos y oro, ovación tras leve petición y pitos.

Remendó la corrida de Miura un zambombo de Fuente Ymbro, regordío, con 620 kilos de carne que no bravura, que no sirvió. Lo intentó todo Rafaelillo en busca de un triunfo que resultó imposible por el material que manejó. A este segundo de su lote también lo recibió con la larga cambiada de rodillas y quiso estirarse a la verónica. Luego en la muleta fue un astado muy parado, que además tiraba derrotes sin clase. Se dio un arrimón importante el murciano, metido entre los pitones para finalizar con pase de rodillas y un desplante a cuerpo limpio, que fueron la muestra de que no dejó nada por hacer. La estocada al segundo intento con la que despenó al desagradecido oponente fue de libro.

El segundo fue un cárdeno largo y serio por delante. Se movió con cierta descoordinación al capote bien manejado por Rubén Pinar, que cuidó al astado en el caballo. Brilló la cuadrilla en banderillas y el manchego brindó al respetable. En los primeros compases el astado pasó, pero pronto cambió a una embestida violenta, recortando y midiendo a un torero que siempre estuvo bien colocado en una lidia correcta. Además, metió la mano a la primera en una estocada eficaz. Fue el feo quinto el Miura de más posibilidades para el triunfo, sobre todo en la primera parte de la faena, hasta que tocó las telas de Pinar y acortó las embestidas. El de Tobarra manejó de nuevo con solvencia el capote y en la primera fase de faena, cuando más recorrido tuvo el burel, firmó series meritorias por ambos pitones. Con el recorrido más corto aguantó el tipo con valor y pese a descabellar después de una buen estocada se le pidió la oreja. El público le obligó a dar la vuelta al ruedo.

Hizo Pepe Moral, frente al negro mulato tercero de la tarde, lo mejor de capa que se vio en la tarde. A tres largas cambiadas de recibo siguieron un ramillete de verónicas rematada con la media abelmontada y una gallarda larga. Colocó Juan Sierra con compromiso los regímenes y cuando Moral pedía permiso a la presidencia le sorprendió el burel, que embistió sin la maldad de sus dos primeros hermanos, pero con desorden y andarín, tanto que le quitó el aliento al torero, que no veía manera de salir de la suerte. 'Aguilito' fue el último toro de los Sanfermines. El de mejor presentación de todo el encierro de Miura, con una cornamenta imponente. Lo lanceó con buen gusto Moral en el saludo. Brindó al público, pero el toro, en la línea de la infumable miurada, resultó áspero y el esfuerzo del sevillano fue en balde. Además, con la espada dio un sainete.

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