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Padilla, Fortes y Cama, a hombros. ALFONSO DURÁN / AGM
El ciclón Padilla pasa por Cieza

El ciclón Padilla pasa por Cieza

Brillante alternativa de Cama y buen toreo de Fortes en tarde de puerta grande para la terna

FRANCISCO OJADOS

Domingo, 15 de octubre 2017, 21:15

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Tomaba la alternativa el banderillero de la tierra Antonio Cama, lo que congregó en los tendidos de La Deseada gente para cubrir medio aforo. Buen dato, comparado con las últimas entradas en este coso, figuras incluidas. Tomó Antonio la alternativa de manos del mediático Juan José Padilla. Lo hizo con el toro nº 5, 'Famoso' de nombre , con 470 kilogramos., de Fermín Bohórquez. Toro con nobleza, al que Antonio Cama lanceó con solvencia en el saludo a la verónica, para llevar después por chicuelinas al astado hasta el picador y quitar por navarras.

La tarde

Plaza de toros de Cieza. Corrida de toros.

Tres toros de Fermín Bohórquez y tres de Garzón y Valdenebro (2º, 5º y 6º). Media entrada.

Juan José Padilla, de salmón y azabache, dos orejas y dos orejas y rabo.

Jiménez Fortes, de crema y azabache, una oreja y una oreja

Antonio Cama, de sangre de toro y plata, una oreja y una oreja

Incidencias: Cama tomaba la alternativa. Tras el paseíllo la banda interpretó el himnos nacional, con la terna saludando desde el tercio.

El propio toricantano colocó los garapullos. Un par al violín entre dos de poder a poder dieron paso a la ceremonia de la cesión de trastos por parte del padrino Padilla, en presencia de Fortes, y una vez doctorado, el brindis de Antonio Cama fue a sus padres. Tuvo el de Bohórquez la virtud de humillar y el defecto de meterse por dentro y molestó el viento en el desarrollo de una faena de muleta animosa, con adornos y desplantes que fueron acogidos con pasión por gran parte de la grada. Pichó antes de cobrar una buena estocada y paseó la primera oreja de la tarde.

El sexto fue un toro bravo y con emoción. El ciezano lo toreó fenomenal a la verónica y protagonizó un buen tercio de banderillas, con quiebros y un par excepcional cuadrando en la misma cara. Brindó a Antonio Puerta una faena plena de intensidad, en la que firmó tres naturales y varios derechazos de gran profundidad. Su día inolvidable tuvo el borrón del descabello, lo que dejó su premio en una sola oreja.

Padilla lidió al segundo, de Garzón y Valdenebro, toro bajo, bien hecho, al que saludó de larga cambiada teniendo que entrar en acción su subalterno para quitarle peligro de encima. Fuerte castigo en varas recibió el burel y Padilla compartió el tercio de banderillas con Cama. Tras la devolución de trastos, el de Jerez inició su faena de hinojos, pegado a tablas, para de pie templar las claras embestidas del toro en una labor en al que hubo muy poco toreo y mucho recurso populista, como el desplante a cuerpo limpio final, con los que conectó de forma fácil con la grada. Un pinchazo y una entera, a la que respondió el toro con bravura, dieron lugar a la petición y al desproporcionado premio de dos orejas.

Regresó el orden de antigüedad con el cuarto, de Bohórquez. Padilla lo brindó a la cuadrilla, después de un tercio de banderillas que tuvo buen tono. Muy noble resultó “Impecable”, que así se llamó el morlaco, lo que aprovechó el ciclón de Jerez en otra faena de público, que remató de un certero espadazo. Esta vez el exceso alcanzó los máximos trofeos, que paseó en una clamorosa vuelta al ruedo.

El tercero de la tarde llevó hierro de Bohórquez. Lo saludó Jiménez Fortea con un farol de rodillas y verónicas de categoría. Brindó el toro de su presentación en esta plaza al público y en los medios citó de lejos, de rodillas para torear en redondo. El astado se metía por los adentros y cogió de mala forma al diestro en los primeros momentos de faena. Al quitárselo de encima al torero las cuadrillas, trastabilló el bovino, que quedó lesionado de la mano derecha, pero insistió valiente el malagueño, que de frente, cruzado y dando ventajas al animal, hasta el punto de dejar llegar los pitones a la taleguilla, consiguió estimables muletazos. Ejecutó con verdad el volapié, pero precisó de dos descabellos. Una oreja fue su premio.

Con el quinto, de Garzón, toreó con gusto a la verónica. Lo brindó a la cuadrilla, y firmó una faena limpia, de toreo bueno, en la que toreó con cadencia, muy despacio y con elegancia a un buen toro al que le faltó empuje. La espada, con tres pinchazos, le privó de mayor premio que la oreja que servía para salir en hombros.

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