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Es para ti mi música

Es para ti mi música

El sonido del agua es la nota más contrastada de todo este conjunto de versos

SAGRARIO RUIZ BAÑOS

Lunes, 1 de mayo 2017, 22:14

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Dionisia, Eloy, Pascual, José... Imposible enumerar todas las notas de una composición armónica cuya densidad se aquilata en el lugar de la luz. Esta Antología de Poetas Murcianos Contemporáneos nos ofrece un leit-motiv de la sinfonía en la variación de la tonalidad: del Si Mayor del mundo al Si Menor de la nostalgia empozada en la luz de la tierra murciana. Esta 'Composición' en un 'lugar', brillante y certeramente orquestada por el profesor de la Universidad de Murcia y poeta Luis Bagué Quilez, es un acorde perfecto de sonidos y voces que se arpegian para ofrecer al lector un aire sereno y vestido de hermosura. Las voces y los ecos, que el poeta tiene el don de distinguir en la transparencia de la armonía compuesta por voz y recuerdo, sonido y tierra, música y nostalgia, aire y luz, luminarias de la más hermosa y trémula voz coral.

Ese espíritu de entrelazado sonoro y dialéctico es el punto de partida del director de orquesta, Luis Bagué, cuya claridad, precisión y sentido certero de la dimensión universal del fenómeno poético, logra trazar el rastro del sonido preciso de la Poesía en Murcia con elegancia, ritmo académico y sutileza analítica: situándonos en el 'aquí', Bagué consigue hacernos ver el mundo poético murciano en una temporalidad que abarca el territorio de la pasión poética, desde la espléndida voz introductoria de Dionisia García hasta la recién nacida, y ya herida y hundida en la nada, de Manuel Pujante. Ambas voces definen el arco cronológico de una antología que nace con vocación de sugerencia y no de clausura, lo que se ajusta perfectamente a la propia esencia de la Poesía como sabe muy bien Bagué, antólogo, pero ante todo poeta.

Imposible desgranar los mil y un matices que esta Antología nos ofrece; tal es su intensidad y su cromatismo escogidos en las vetas más ricas de la exaltación de la vida, de la palabra, de la nostalgia, de la honda ternura de los fluires del tiempo y del agua, agua que va desde los ríos de la sierra murciana en que se baña la infancia, al mar de nuestra costa que contempla todo el existir. El sonido del agua, que es la fiesta en una tierra sedienta, es seguramente la nota más contrastada de toda la sinfonía, la síncopa en el ritmo, el contrapunto del gran poema elegíaco pero vital de Eloy Sánchez Rosillo &ldquoDe César Franck a Augusta Holmes&rdquo, que estalla en un jubiloso acorde que cierra, magnífico el poema: «Yo no sé, yo no sé, pero bendigo esta locura / que sacude mi espíritu y me llena de sol cuando te / veo. (...) Pues ya no soy el mismo, aunque a los ojos / de todos sea el de siempre y nadie, nadie sepa / que sólo pienso en ti, que te amo, que es para ti mi / música».

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