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La pasión por contar

La pasión por contar

Vuelve Muñoz Rengel con una narración febril y un personaje muy cervantino

ANTONIO PARRA SANZ

Lunes, 19 de diciembre 2016, 22:24

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Qué ocurriría si el hombre con la imaginación más fecunda del mundo se encontrase, ya hacia su edad más madura, con un joven llamado a escribir una de las obras más conocidas de todo el orbe? ¿Cómo se desarrollarían las conversaciones literarias entre ambos? ¿Qué consejos intercambiarían a la hora de escribir sus historias? Ese es el planteamiento con el que arranca la última novela de Juan Jacinto Muñoz Rengel, una obra en la que al autor malagueño lleva empeñada casi toda su vida y que por fin tenemos la suerte de disfrutar.

Nikolaos Popoulos es un hombre con un cerebro privilegiado, capaz de imaginar múltiples mundos, historias y posibilidades, y cuyo sueño es el de escribir magnas obras en la Grecia del siglo XVI, aunque lamentablemente se ve impedido a dedicarse por completo a la labor de redactar su enorme proyecto literario. A través de casi quinientas páginas asistimos a la vida del mayor de los imaginadores que en el mundo fueron, pero también a la inmensa pasión que su autor siente por la literatura, por la fiebre de contar historias, de ir enlazando un argumento con otro mientras se homenajea no sólo a Cervantes, sino a otras fuentes literarias de primerísimo orden, acaso las que han convertido a este mundo occidental en lo que hoy es.

Atenas, el Monte Athos, Estambul, Praga, Lepanto, los piratas uscoques, los Cárpatos, Argel..., la geografía en esta novela es casi tan intensa como la vida del propio Popoulos, y Muñoz Rengel nos arrastra de su mano a un sinfín de viajes encadenando las vivencias de su protagonista con la conjura que se cierne sobre él, con su habilidad para salir indemne de cualquier situación apelando a la palabra y a su inteligencia, e incluso con los proyectos literarios frustrados que nunca logra escribir pero que sí almacena en su cabeza para solaz y entretenimiento nuestros.

Y como ya se ha dicho, por encima de todo ello la obra rezuma la pasión de contar, el homenaje literario hacia las grandes figuras y sus creaciones, como las andanzas vampíricas de la condesa Erzsébet Báthory, con sus antecedentes del archifamoso Drácula, o la creación del Gólem de Praga, germen de la criatura de Frankenstein, hechos que vivió el inefable Popoulos y que nos regala a través de la mano de Muñoz Rengel. No queda otra salida más que rendirse ante una magnífica prosa y a la personalidad arrolladora de este gran imaginador. Esta novela, sin duda, habría hecho las delicias de Alonso Quijano en la soledad noctámbula de su biblioteca.

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