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El nieto del Che

Estos dos libros de Canek Sánchez Guevara descubren a un magnífico escritor

J. ERNESTO AYALA-DIP

Lunes, 12 de diciembre 2016, 22:17

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La primera vez que vi escrito el nombre de Canek Sánchez Guevara fue cuando lo leí en las portadas de los dos libros que se publicaron de él, estos días. Se tratan de '33 revoluciones' y 'Diario sin bicicleta'. Obviamente tampoco sabía de dónde provenía. Lo ignoraba todo sobre este escritor que hoy puedo decir que ha dejado un libro de relatos extraordinario y otro de viajes de no menor entidad. Pero, ¿quién es Canek Sánchez Guevara? Empecemos diciendo que murió hace un año, mientras lo sometían a una operación a corazón abierto. Tenía apenas 40 años. Había nacido en México pero vivía en Cuba. Era nieto del Che Guevara. Su madre había muerto también a los 40 años y su abuela, la primera mujer del Che, a una parecida edad. El autor se consideraba de ideología anarquista. Su cultura se movía entre la filosofía, la música rock, los estructuralistas y la lectura de tratados de política. En no pocas entrevistas declaraba su incordio porque siempre se le exigiera en Cuba un comportamiento a la altura de su ascendiente revolucionario. Nunca se sintió obligado a pensar como su célebre abuelo. Viajó varias veces por Europa. De ello da cuenta en 'Diario sin bicicleta'. Estuvo también otras tantas en Barcelona, ciudad donde vivió unos pocos años de su infancia. Canek Sánchez Guevara es dueño de un pensamiento político, cultural y sociológico personal y transgresor, dado el contexto ideológico y familiar en el que creció. Muy lejos del imaginario revolucionario que lo rodeó. Supo en sus relatos plasmar toda la ironía desarmante de la utopía traicionada.

Solo con leer el cuento que da título a '33 revoluciones' uno se puede dar una idea de qué pensaba Sánchez Guevara de Cuba. Las mentadas 33 revoluciones nos llevan a los discos. Y los discos, como todos sabemos, solían rayarse, es decir, repetían incansablemente lo que fuera que saliera de ellos. Pues eso era Cuba para nuestro autor, un disco rayado de consignas. Y sobre todo de desilusión, amargura y miseria. En todos los relatos encontramos siempre predominantemente la factura estética. El humor, la riqueza estilística y el léxico canalla para cada pieza, según se tercien las vidas y peripecias narradas. Sánchez Guevara se cuida mucho de no estar ni en un lado ni en el otro del caso cubano. Se pone sencillamente en el centro del sentido común, en el lado de los que sufren realmente en la isla, sin necesidad de estar en la izquierda ni en la derecha. Un auténtico descubrimiento.

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