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Artes en rotación

Artes en rotación

Un libro con el que se nos invita a acceder al espectáculo luminoso del Arte

SAGRARIO RUIZ BAÑOS

Lunes, 10 de octubre 2016, 22:34

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Pasen, pasen y vean un museo que se lee, una biblioteca que se mira, un edificio de palabra, imagen y luz que se superponen en la radical belleza de los pasillos y salas de hipo e hipertextos. El arte en rotación exaltada, exultante de plateadas ráfagas de intertextualidad, la fiesta de todos los sentidos y todas las interpretaciones.

Aquel lugar donde lo esencialista y permanente es imposible, pues la fugacidad es la chispa genial que alumbra todo el constructo del autor, y que ilumina a la menina ante un espejo que es puro azogue de modernidad e inteligencia.

Olviden lo conocido al mirar un cuadro, al leer un poema, al ver una película, al demorar los ojos en una fotografía y reciban con ojos nuevos una obra 'aperta' a puros martillazos de sensibilidad inteligente.

Homenaje al arte

Todo lo que sabíamos o intuíamos sobre el conocido 'ut pictura poiesis' desaprendámoslo y desandemos los caminos hollados. Luis Bagué (Palafruguell, Gerona, 1978), profesor de la Universidad de Murcia, poeta, crítico literario, nos invita, nos sugiere otros modos de asentir con el arte y de sentirlo. Arriesguemos nuestro equilibrio estético dando el triple salto mortal de la transposición de la obra de arte, de su interpretación crítica y de su interpretación creativa. Un salto tras el cual caeremos de pie ensayando la reverencia sincera que supone la irreverencia de atreverse a pensar, a mirar, a sentir sin ataduras estéticas impuestas, la mejor 'maniera' de rendir homenaje al arte.

La soledad de un espejo

Un arte que se enseñorea de todos los discursos que provoca: el crítico, el interpretativo, y por supuesto, de todos sus discursos bastardos. Si quieren acceder por unas horas al espectáculo luminoso del arte entreverado de oros, platas y centellas de luz de estrellas, paseen su alma, su entendimiento y su sensibilidad por este museo. En todas las salas encontrarán con que alimentar la sed y el ansia de fulgor que nos alientan a volar con idéntico afán al de Bagué, quien parece afirmar desde las páginas de su innovador libro, intertextualizando a Chagall, que «el arte me parece sobre todo un estado del alma».

La obra resulta una 'sui generis' Historia del Arte transitiva que desafía la identidad inmóvil, todos los poemas, los cuadros, las fotografías, todas las películas, todos los discursos... todos los signos artísticos en rotación para desafiar a la cotidianeidad de la mirada automatizada. Armémonos para mirar y leer desautomatizadamente y, en ese estado de gracia, atrevámonos a pensar que 'otro yo' es posible. Del trazo lumínico del Centauro picassiano, estela de luz recortada en la tauromaquia de Minotauro del 'Guernica', a la pura inversión de los valores que nos lleva a aprender que la gran película de Erice sobre la pintura de Antonio López, 'El sol de los membrillos', ya estaba prefigurada en un verso de Claudio Rodríguez, así como Valente invirtiendo las fechas (1937-1973) homenajeó al icónico cuadro de Picasso. Y cuando todo parecía ya dicho sobre 'Las Meninas', Luis Bagué nos recoloca frente al cuadro de nuevo para, en otra vuelta de tuerca, hacernos mirar nuestro propio reflejo en él, abismando nuestra perspectiva al intuir que somos el espejo en el que se miraba Velázquez. Sigan la sugerente hipótesis del autor del libro, que yo, gustosísima, les invito a semejante espectáculo de inteligencia, pasión, sensibilidad crítica y vuelo. ¡Atrévanse! Ahí va un buen ejemplo, a propósito de una de las más geniales obras de la Historia del Arte: «Julio de 2011. En su serie 'Espacios ocultos', el artista José Manuel Ballester vacía a 'Las Meninas' de sus inquilinos, que se creían con derecho a una renta perpetua en el Museo del Prado. El decorado se reduce a la soledad de un espejo que no tiene quien lo mire. La pregunta es ahora: ¿Dónde se ha metido todo el mundo? Esta literal 'mise en abyme' acaba por darle la razón a John Berger. En 'Las Meninas', «la verdad estaba detrás».

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