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Nadie es perfecto

Nadie es perfecto

Humor, sexo, sociología y desparpajo en la novela de Julia R. Robles

ANTONIO PARRA SANZ

Lunes, 3 de octubre 2016, 22:48

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El asunto de las transformaciones de personalidad siempre ha dado mucho juego literario, tanto en sentido metafórico como en sentido literal, bien como rasgo de comedia bien con intenciones didácticas o sociológicas. Algo parecido debió de pensar la narradora y diseñadora gráfica Julia R. Robles cuando se planteó iniciar esta novela de una manera tan directa como inevitable: el pene que le ha crecido a su protagonista, Martina Bo. Así que la autora elige sin dilación el camino directo y le lanza unos cuantos guiños a la comedia haciendo que sea la propia Martina quien tome la voz narrativa y nos cuente todas aquellas vicisitudes por las que está pasando, especialmente las fisiológicas, que son las que más diversión le proporcionan al lector en el primer tercio de la novela.

Pero no es el humor el único elemento del que vive esta novela, hay toda una declaración de intenciones acerca del sexo, de todos los sexos, o dicho de otra manera, de la supina libertad con la que cada uno debe vivir su sexualidad, porque cada uno es libre de hacer en su cama lo que quiera. Además, el componente sociológico está también reflejado en la trama, puesto que los contrastes que vive Martina, ya en trance de convertirse en Martín, son una buena acuarela de los defectos que hombres y mujeres tenemos y perpetramos en nuestro día a día, con sus desigualdades, discriminaciones y desventajas que siempre creemos achacarle a los miembros del otro sexo.

Julia Robles no ha dudado en llamar a cada cosa por su nombre, como ya se ha dicho, sin renunciar al humor cuando hace falta, pero tampoco dejándose llevar por la timidez cuando hay que hablar de las primeras andanzas sexuales de la nueva persona en la que se ha convertido Martina. Si cada acontecimiento tiene su lenguaje, el sexo por supuesto que también tiene el suyo, y así queda reflejado en la novela, con unos pasajes de lo más jugosos que harán las delicias de los lectores más excitables.

Una historia que nos hará disfrutar, nos hará reír, dudar y también nos permitirá percatarnos de todas las máculas que arrastramos por tener el sexo que nos ha tocado en suerte, y ver hasta qué punto puede ser peligroso desear de vez en cuando estar en el lugar del otro, pensando que allí se verá todo mucho más fácil. Pero una lectura muy agradable gracias al estilo claro y decidido de su autora, que hasta rinde homenaje a nuestra lengua madre en el título de la novela, averigüen qué significa eso de mentula.

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