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Katy Parra - Coma idílico
A corazón abierto

A corazón abierto

Cuando en el pasado mes de marzo me tocó formar parte del jurado del Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández-Comunidad Valenciana no podía imaginar que iba a tener la suerte de encontrarme en la final con un poemario titulado Coma idílico, firmado con el pseudónimo de S. K. Luraschi y que, desde el primer momento, atrajo mi atención por la garra y la pasión con la que estaban compuestos sus excelentes poemas. Y mayor fue aún mi sorpresa y mi alegría cuando, tras el fallo del jurado, se abrió la plica y pude comprobar que la ganadora era Katy Parra, una poeta murciana integrante de ese magnífico elenco de escritores que constituye el grupo Espartaria.

Manuel Cifo Gónzález

Sábado, 22 de noviembre 2008, 12:37

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El libro de Katy Parra es muy sugerente ya desde el mismo título, pues el suyo no es un coma provocado por un abuso de alcohol, sino que es el resultado del deseo de la escritora de saldar cuentas con la vida, con el desamor, pero sin acritud alguna; más bien, con una elegancia exquisita, un tanto irónica y un tanto sarcástica. Y todo ello desde la plena consciencia de que, en este mundo traidor -que dirían los clásicos- todo es una mera ilusión, una sombra, una ficción, de tal modo que muchas cosas las perdemos aun antes de tenerlas y, después de recordadas, dan dolor. Ese dolor que encontramos en la primera parte del libro, Posturas imposibles, en donde la oscuridad de la noche se enseñorea de todo, favoreciendo que los recuerdos te escupan en la cara. Es la noche la mejor aliada de todos los huéspedes que nos atormentan, en un clima de soledad y añoranza, vivido desde las dos voces que forman la doble cara del desamor: la voz de la mujer, que afirma que el hombre es lo único que sobra, y la del hombre derrotado que ahora descubre aquello que perdió.

La segunda parte, Colorín colorado, más personal e intimista, está llena de recuerdos familiares- la madre, el padre- y del amor hacia quienes representan los soportes fundamentales de su vida: sus dos hijos, a los que trata de proteger de los constantes peligros de la vida, y la poesía, ese refugio siempre útil e inquebrantable. Junto a ellos, la presencia constante de símbolos en positivo: los gatos, los pájaros y los sueños, que representan el consuelo, la libertad y la independencia: «Sigue soñando, amor. / Esta será tu patria, / el único lugar / donde estarás a salvo de la vida». Éste es su consejo, su testamento vital.

 Coma idílico.

Katy Parra.

Hiperión.

70 páginas.

8 e

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