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Una de las piezas de Santiago Reyes, en Art Nueve.
Precariedad, transitoriedad y '100 cien años sobre ruedas'

Precariedad, transitoriedad y '100 cien años sobre ruedas'

PEDRO SOLER

Martes, 26 de junio 2018, 03:31

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Más de una vez se habrá comentado en esta página la dificultad que para el espectador pueden entrañar determinadas obras de arte, que se rigen más por la singular originalidad que le han querido inyectar sus autores, que por las normas ordinarias de la construcción artística. Por esto, se llega a situaciones en las que para el espectador resulta imposible de comprender, descifrar o interpretar la trayectoria de determinados artistas. Ahora bien, cuando los artistas han expresado públicamente su intencionalidad y sus motivaciones es más que posible que esas obras, por estrambóticas o avanzadas que parezcan, emitan un razonamiento lógico y fácilmente comprensible.

Este introito surge, quizá por enésima vez, con motivo de la exposición 'Patria Boba', que el artista colombiano Santiago Reyes Villaveces presenta en Art Nueve. Cualquiera podría afirmar, en principio, que se trata de obras muy contradictorias en su estilo e incomprensibles en su contenido; pero hay que señalar que estamos ante un autor, que se declara libremente interesado, a la hora de confeccionar sus piezas, por el sentido de la precariedad, de la transitoriedad y de la plurifocalidad. Con estas premisas es fácil captar el significado de sus obras, tan diversas y de contenidos tan simbólicos. Lo mismo aparecen en la exposición composiciones, que parecen artefactos abandonados, que piezas de sillería, más asimiladas al trono real que a asientos domésticos. Y lo mismo puede decirse de sus embarazosas serigrafías, en las que aparece estampado el título de la exposición. Son piezas muy significativas, como lo es, de manera especial, su 'Piedras de Cartagena', en la que busca, con enorme capacidad creativa, tanto la unión que pudo existir entre la Cartagena de Murcia y la Cartagena de Indias, como un sentido del equilibrio y unión entre los pueblos.

En Art Nueve, Santiago Reyes muestra sus singulares motivaciones para construir su obra

Las obras -en parte, realizadas en Murcia, a base de esos materiales precarios que el artista ha buscado y encontrado por los recovecos de la ciudad- también están muy relacionadas con el sentido urbano de la vida de las personas y del tránsito diario que cada ciudadano realiza por las calles de su entorno, pero en el que no capta el sentido artístico que puedan encerrar no pocos enclaves contemplados a diario. En todo, Santiago Reyes se recrea, buscando, primeramente, el sentido intimista al que está sometido por sus convicciones artísticas; luego llegará la visualización de la estética, que aplica a cada una de sus obras. Generalmente, hasta que irrumpieron las corrientes más modernistas, las obras de arte solo necesitaban de la mirada, para conocer su exacto significado, porque nacían exclusivamente con la finalidad de ser contempladas en toda su expresividad y belleza. Ahora hay que penetrarlas y entenderlas, como sucede con las piezas de Santiago Reyes, cuajadas de distracción, pero también de significado preciso y concreto.

'100 años sobre ruedas'

Cierto que las fotografías y documentos que integran la exposición '100 años sobre ruedas', en el Archivo General de la Región de Murcia, no son espectaculares, ni siempre perfectas, pero no menos cierto es que emiten mucha emoción y atraen imborrables recuerdos, especialmente para espectadores que, más o menos directamente, hayan vivido aquellos años, en los que los automóviles eran casi artefactos, siempre para uso de poderosos y taxistas, y los autobuses, un atolladero para sus usuarios.

Lo mejor de la exposición es que nos transporta a una época, que ahora nos parece insólita, increíble y, sobre todo, que contiene mucha investigación, para recopilar fotografías y documentos, y para aportar datos fidedignos sobre, por ejemplo, quién fue el poseedor del primer carnet de conducir o cómo era el primer coche que, oficialmente, circuló, con las debidas licencias, por la entonces pedregosas y bacheadas carreteras murcianas.

Se advierte también en la exposición cómo se fue desarrollando la flota automovilística en la Región y cómo los cuerpos de policía municipal fueron adquiriendo responsabilidades, a la hora de dirigir un tráfico, que podría resultar, por escaso que fuese, caótico en ciudades como Murcia, construida sobre calles estrechas y curvadas; algo que hoy resultaría un auténtico disparate.

Hay fotografías muy cargadas de emoción -la que retrata a la actriz Carmen Sevilla dirigiendo una motocicleta, de la marca Sadrián (¿quién recuerda esta marca de motocicleta fabricada en Murcia?), junto a Adolfo Fernández, entonces famoso locutor de radio- o que evocan cómo los automóviles fueron eliminando a las tradicionales tartanas, que durante siglos permanecían apostadas y serviciales en los puntos más estratégicos de Murcia capital. Para los interesados del automovilismo, adquiere especial importancia la variedad de vehículos que pueden contemplarse en las vetustas fotografías, pero capaces de mostrarnos un tesoro exótico que permanecía oculto.

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