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'Viernes santo', fotografía de Juan Orenes.
Visiones de tan cerca y tan lejos
CRÓNICA DE ACTUALIDAD

Visiones de tan cerca y tan lejos

Lo que más impresiona podría ser el sentido de la monumentalidad que el autor sabía y quería aplicar a sus fotografías

PEDRO SOLER

Lunes, 3 de abril 2017, 22:19

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Lo que más impresiona podría ser el sentido de la monumentalidad que el autor sabía y quería aplicar a sus fotografías. No se trataba solo de captar la imagen de una vasta fachada o la altura de un inalcanzable edificio; sobre todo, parece buscarse el enclave que proporcionará a la fotografía una grandeza, que podría resultar imprescindible. Esto, a propósito de la exposición 'Juan Orenes. Fotografía creativa. 1060-1990', que presenta el Archivo General de la Región de Murcia, con la que, en cierto modo, se recupera la labor que desarrolló un hombre enamorado de la fotografía, aunque sus principales labores profesionales recorriesen otros derroteros.

La citada monumentalidad está favorecida porque el autor encuadra precisamente lo que quiere resaltar, eliminando espacios en blanco o que, aunque estuviesen complementados con otras imágenes, solo servirían para atiborrar el encuadro que cada fotografía capta. Incluso, cuando se amplía la visión de los espacios, parece que se produce un complemento entre el solemne edificio y la nube que busca escaparse. Hay imágenes de edificios muy solemnes de nuestras cercanías -Catedral, santuario de la Fuensanta, basílica de la Vera Cruz...- pero también de otros monumentos, que Juan Orenes no cesaba de retratar, durante sus viajes por la geografía española. En no pocas fotografías de enclaves callejeros de la capital, queda como un recuerdo de lo que eran y cómo se presentaban, hace más de medio siglo.

La exposición también dedica parte de su contenido a las procesiones de Semana Santa. Son fotografías en las que, por una parte, Juan Orenes quiso reflejar la exclusiva transparencia de las esculturas; y, por otra, el encanto que entraña ese arraigado tradicionalismo del Viernes Santo, que se complementa con la presencia de los Auroros, en pleno apogeo de sus actuaciones, o en el relax propio de los entreactos. En estas imágenes, Juan Orenes capta el gesto y la mirada, porque son como retratos llenos de emotividad, como sucede con la serie dedicada a zonas campesinas, que se convierten en enclaves de carácter intimista, pero también en paisajes de enorme amplitud, que pudieran ser la respuesta a un hallazgo fortuito, o la búsqueda consciente de una panorámica distinta. Muy entrañables son los retratos de dos mujeres, inmersas en sus labores rurales, que demuestran en sus rostros un signo de resignación. Y, en un tercer retrato femenino, el fotógrafo nos descubre todos sus conocimientos estéticos, en torno a la fotografía. La exposición se cierra con otra serie de tomas, dedicadas a lo que podríamos definir como asuntos intrascendentes, pero en los que Juan Orenes quiso captar la sensibilidad natural que expresan las cosas, sea una flor y o un rincón, pero con capacidad de convertirse en cuadros de mucha belleza.

Un foco de atracción

Otra atractiva exposición de fotografía, original de Carlos Ortuño, puede contemplarse en Ámbito Cultural (Edificio de El Corte Inglés, en Gran Vía Salzillo). Denominada 'Algún lugar en el tiempo', las fotos se integran en un libro, cuya venta y recaudación irán destinadas a la construcción de un colegio en India. Pero las imágenes no son de India sino de Cuba. Y aunque sabido es que el ambiente cubano es tratado con frecuencia en exposiciones de fotografía, la de Carlos Ortuño ofrece unas notable variedad, quizá porque el autor ha ido buscando, con el deseo de no dejar fuera de su cámara aquellas panorámicas, personajes o cobijos, que le han supuesto un foco de atracción. Es fácil advertir que el fotógrafo siente predilección por los personajes, que, en el fondo, no son más que transeúntes con los que se encuentra, capaces de posar con la mayor naturalidad, ante lo que consideran una sorpresa, pero que también aportan su propio gracejo, a través de picaronas sonrisas.

Como suele ser usual, se impone, sobresale, el contexto menesteroso, en el que sigue desarrollándose la vida en aquella nación caribeña; por esto, muchas de las fotografía son como el desarrollo de una drama impactante, como bien demostrado queda en el reflejo de las gentes, en los ambientes en que se desenvuelven, en la vestimenta, en el aseo personal... Quizá puedan existir otros síntomas positivos, pero incapaces de atraer la atención de los fotógrafos, que, como Carlos Ortuño, se recrean en captar aquello que más directamente llega a sus objetivos. Pese a todo, a los habitantes de allende no parece importarles demasiado su situación personal, acaso porque, por mucho sentido dramático que nos descubran, se impone un encanto impactante, que es lo primero que descubren quienes visitan aquella nación.

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