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PEDRO SOLER
Viernes, 17 de junio 2016, 08:20
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No es fácil intuir si todos los cuadros que integran la exposición, con el título 'Underwater', que Eva Mauricio ofrece en la galería Léucade, obedecen a que su contenido coincide con la presencia del calor estival. Quizá se trate de un simple añadido, cuando es la autora la que afirma que «el agua, en su versión dulce o salada, está siempre presente en mi vida, en mi obra». Esta sería la auténtica causa que la ha impulsado a concentrar todo el interés de la muestra en figuras humanas, ubicadas en el reducido mundo acuático de una piscina, donde dejan que el tiempo transcurra entre unas estampas, que demuestran la diversión más natural en estos espacios, junto a otras que parecen entregadas a momentos de meditación y recogimiento. Cuadros, por lo general de pequeño tamaño, son los que sirven a Eva Mauricio, para ir presentando una variedad de escenas llamativas, pero envueltas por unos rasgos de llaneza, sin que nada tengan de extravagantes. Parece como si lo que, de verdad, desease la pintora fuese retomar las circunstancias del ambiente, dejando que las anónimas imágenes protagonicen el espectáculo acuático.
Será verdad lo que también se afirma sobre que Eva Mauricio ha preferido omitir títulos para que el espectador pueda interpretar las escenas a su antojo, libre de influencias externas, que no sean las que la propia obra le inspire. Lo que debiera olvidarse es fijar la mirada en la intensidad de unos colores, que, aunque aparentemente limitados en su número, se expanden en lo que a las tonalidades se refiere, porque la pintora ha querido reflejar en estos cuadros profundidades y reflejos, movimiento de las atenuadas olas y una visión descompuesta, que los cuerpos experimentan en la inmersión. También, cuando quiere reconstruir la figura, ya fuera del agua, procura esmerarse en reproducir tonos que dejan ver con claridad la influencia solar sobre los cuerpos.
No parece que pretenda Eva Mauricio descubrirnos algo, ni lanzarnos mensajes que no sean esa atracción que ella siente por el agua. Tampoco, el conjunto de la exposición habrá supuesto un forzado trabajo inspirativo. La intensidad radica en el acabado que ha querido imprimir en cada obra, por limitada que sea en su tamaño, y, aunque algunas parecen incompletas, lo que sucede es que ha buscado el uso de técnicas alternativas, capaces de reflejar la presencia obligada del agua en sus tonos azulados, cubiertos por una luminosidad constante, que el sol expande intensamente, pero que no ciega, sino que asoma como una caricia.
Exposición Colectiva de Bellas Artes
Puede ser la fortaleza del color lo que pretende uniformar la IV Exposición Colectiva de Bellas Artes, que se presenta en Cuadros López. Y es que los azules, rojos, verdes, grises, negros... se manifiestan con tanta energía, que se convierten un principal punto de atracción. Luego, en un repaso más sereno y aquilatado, el espectador podrá advertir que la temática es tan variada y las formas tan diferentes, que imposibilitan la presunta sugerencia de uniformidad. Son cuarenta y cuatro alumnos de Bellas Artes los que están presentes en esta 'explosiva' exposición, en la que, según manifiesta el profesor Yehia Youssef Ramadan, cada cual muestra un trabajo libre y personal, en el que aporta los conocimientos adquiridos durante el curso. De tan elevado número de autores no puede esperarse más que un resultado variopinto e imprevisto, hasta desconcertante, porque cada uno ha dado rienda suelta a su imaginación, para llevar al lienzo una idea, que abarca los motivos más naturales o más insólitos. En la colorista exposición se contemplan figuras humanas, pero también auténticos monstruos de inaudita invención; bodegones que parecen haber sido realizados, teniendo una pizza como modelo; retratos de famosos personajes y de rostros anónimos, que manifiestan su mirada entre la incógnita y la indiferencia; paisajes, que reflejan lo que cualquiera puede hallar en el mundo urbano y rural; escenas, que parecen dispuestas a desarrollar un cómic en vigor o a denunciar problemáticas sociales de actualidad.
Y, si se pretende inquirir sobre los estilos, que se expanden por esta exposición, cierto que imperan las tendencias impregnadas de modernidad, pero sin que falte la presencia de corrientes que, aunque ya transidas, han dejado su huella en la historia del arte, como realismo, surrealismo, impresionismo... etc. Podríamos afirmar que se trata de una puerta abierta, en la que se acumulan nuevas firmas, que también deberán ir limando asperezas y desconciertos, para hallar el camino definitivo por el que discurrir con la máxima autenticidad.
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