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El investigador murciano Carlos Gómez.
Buscando el sustituto perfecto a la lactancia
NUTRICIÓN INFANTIL

Buscando el sustituto perfecto a la lactancia

Un científico postdoctoral de la Fundación Séneca, formado en la UMU, investiga en la Universidad de Turku (Finlandia) acerca de los compuestos de la leche materna con el objetivo de mejorar la calidad de las preparadas

MARÍA JOSÉ MORENO

Lunes, 1 de mayo 2017, 22:14

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La gestación y los primeros meses de vida de cualquier persona constituyen una etapa crítica en el desarrollo de la misma. Cada vez son más los estudios que relacionan cambios en este periodo con mayor riesgo de desarrollar ciertas enfermedades, no solo durante la infancia sino también durante la etapa adulta.

Para aquellos niños que, por diferentes motivos, no pueden ser alimentados con lactancia natural, existen en el mercado una gran variedad de leches de fórmula que aunque son seguras y cumplen unos estándares de calidad, no son capaces de imitar totalmente a la de la materna.

Estas diferencias de composición incluyen compuestos como, por ejemplo, hormonas, factores de crecimiento y bacterias beneficiosas para el lactante. El hecho de estudiar estos compuestos y bacterias, así como conocer de qué modo afectan al desarrollo de los niños es interesante, ya que podría ayudar a mejorar las leches preparadas y continuar haciéndolas lo más parecidas posibles a la leche humana.

Y en eso es en lo que trabaja Carlos Gómez en la Universidad de Turku (Finlandia) gracias a una beca postdoctoral de la Fundación Séneca. Licenciado en Biología y en Ciencia y Tecnología de Alimentos por la Universidad de Murcia y Doctor en Tecnología de Alimentos, Nutrición y Bromatología por la misma institución, investiga sobre los compuestos de la leche materna, principalmente aquellos que afectan al desarrollo del sistema inmune y a la microbiota intestinal durante la lactancia.

El objetivo de su estudio, explica, «es caracterizar el contenido en poliaminas de la leche humana, su relación con las bacterias de la leche y cómo varían en función de determinados factores como el tipo de parto o la localización geográfica. Estos compuestos se encuentran de forma natural en la leche humana, pero generalmente ausentes o presentes en las leches preparadas comerciales a muy bajas concentraciones. Entre otras funciones, durante la lactancia, las poliaminas de la dieta estimulan la maduración y el desarrollo del tracto digestivo y del sistema inmune».

Y añade que «además, se ha visto en estudios con animales que un aporte adecuado de poliaminas durante la lactancia puede favorecer la presencia de bacterias beneficiosas en el tracto digestivo. Otro de los objetivos del estudio es ver cómo estos compuestos afectan a las comunidades microbianas del intestino y explorar su posible utilización como ingrediente funcional», añade.

Se trata de investigaciones científicas de gran relevancia, puesto que la alimentación neonatal puede marcar la vida de las personas. Cada vez son más los estudios que indican que los niños alimentados con leches preparadas son más propensos a sufrir ciertas enfermedades, entre las que se encontrarían infecciones, alergias, obesidad o sobrepeso. Y este mayor riesgo de sufrir determinadas enfermedades va más allá de la infancia, extendiéndose también a la etapa adulta.

A día de hoy, el investigador de la Universidad de Turku ya cuenta con resultados interesantes. «Hemos comparado el contenido en poliaminas en la leche materna entre España, Finlandia, China y Sudáfrica, encontrando que el perfil de estos compuestos en la leche es diferente entre los distintos países. Otro dato interesante es que el tipo de parto, natural o por cesárea, también afecta al contenido de estos compuestos y a su relación con las bacterias de la leche».

En definitiva, si consiguiese demostrar claramente los efectos beneficiosos de las poliaminas durante la lactancia, su inclusión en las leches preparadas podría tener grandes beneficios en la salud de los niños alimentados con estas fórmulas. Pero para ello aún hacen falta más estudios, tanto para documentar sus beneficios, como para garantizar que se pueden incluir de forma segura y sin riesgo en la alimentación.

¿Regreso a Murcia?

Entre los motivos que hay detrás de la marcha de Carlos Gómez a la Universidad de Turku se encuentra una estancia de cinco meses que realizó allí durante su etapa predoctoral. «Obtuve muy buenos resultados y volver me garantizaba poder seguir aprendiendo en un entorno multidisciplinar con todos los recursos para el adecuado desarrollo de nuestro proyecto. Además, este centro se encuentra entre las 200 mejores universidades del mundo según varios 'rankings' internacionales, teniendo valoraciones muy positivas en los campos de educación, medicina y salud».

Su trabajo se desarrolla dentro de una unidad especial, el Functional Foods Forum, que pertenece a la Facultad de Medicina y cuenta con importantes expertos en diferentes disciplinas relacionadas con la alimentación y la salud, lo que genera un entorno idílico para la investigación. Además, el estar allí le permite seguir colaborando con su anterior grupo en la Universidad de Murcia, otros grupos de España, como el IATA de Valencia, y con investigadores de diferentes países como Sudáfrica, China o Austria entre otros.

Ante la pregunta '¿Piensa volver a España?', el investigador lo tiene claro: «Sí, me encantaría volver», pero asegura que «sería más fácil si se reuniesen ciertas garantías de estabilidad y buenas condiciones laborales que a día de hoy no se dan en el ámbito académico ni en la investigación». Por su experiencia, sabe que hay compañeros que han vuelto y que se plantean salir de nuevo, de manera que, estando ya fuera, se consideran muchas opciones antes de volver a España.

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