Borrar
Enrique Ortega (segundo por la derecha), junto a los miembros de su equipo de investigación.
El hábito deportivo se crea durante la infancia
INNOVACIÓN DEPORTIVA

El hábito deportivo se crea durante la infancia

Investigadores de la UMU trabajan en la adaptación de 'minideportes' para conseguir que los niños participen activamente

MARÍA JOSÉ MORENO

Lunes, 3 de abril 2017, 22:19

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Se le atribuye al científico e inventor estadounidense Benjamin Franklin la popular cita «Dime y olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y aprendo», y ya en el siglo XVIII no iba muy desencaminado con una idea que se ha demostrado como cierta. Se ha comprobado que en el proceso de aprendizaje no hay nada como palpar lo que se estudia, entrar de lleno en la práctica, para que realmente las enseñanzas calen en los aprendices, sin importar la edad de cada uno. No obstante, en el caso de los más jóvenes, «se ha demostrado que cuando un niño se siente parte de un equipo y participa de las actividades, se encuentra más motivado, más alegre, más activo y consigue mejores resultados», asegura Enrique Ortega, investigador del grupo de investigación Deporte, gestión y recreación de la Universidad de Murcia.

En el caso de la práctica de deportes, un estudio científico desarrollado en la Universidad de Turín, «ha probado que la práctica de 'minideportes' durante la infancia está directamente relacionada con el desarrollo del hábito de practicar deporte en la edad adulta».

Los 'minideportes', aquellos cuyo reglamento está adaptado a las necesidades de quienes lo practican, tienen numerosas ventajas, como explica Ortega: «Es habitual que si se siguen las normas estipuladas para los deportes profesionales, muchos alumnos queden fuera de las actividades o que sean aquellos que destacan los únicos que participan de manera activa. En cambio, haciendo unas pequeñas adaptaciones se puede conseguir no solo una mayor participación activa sino también el fomento de valores como el compañerismo, el trabajo en equipo o la solidaridad».

«No se trata de hacer modificaciones en los reglamentos de los deportes federados, eso no tiene sentido; pero sí de que en las escuelas, en el deporte escolar, y en los centros a los que se acude para practicar deporte de manera no profesional, que lo profesores o los monitores cuenten con las herramientas suficientes para que los niños rindan más y aprovechen el tiempo», añade.

Se refiere el profesor de la Universidad de Murcia a la posibilidad de que, por ejemplo, en una misma pista de tenis se pueda jugar con las redes para que existan varios partidos a la vez o de que en un torneo de fútbol los equipos no sean de 11 jugadores sino de 5, y los tiempos no se repartan en 45 minutos sino en 15, entre otras opciones.

En concreto, el grupo de investigación en el que trabaja Ortega ha realizado un proyecto de transferencia investigadora en colaboración con la empresa Urbansport del Grupo CADE, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, en el que han desarrollado unas canastas de fácil traslado y cuyas características de altura y tamaño del aro se pueden modificar.

Para demostrar su utilidad se llevaron a cabo tres torneos en los que se usaban alternativamente las canastas oficiales y las adaptadas. «Se puso de manifiesto que cuando la canasta y el deporte se adaptaba a las necesidades de los niños, estos estaban más implicados, más motivados, se movían más y eran más eficaces. Además, los padres, entrenadores y los árbitros, también vieron los beneficios», en palabras de Enrique Ortega.

Tal fue el éxito de la propuesta, que la Cátedra del Real Madrid financió al grupo de la Universidad de Murcia una segunda fase del proyecto, en la que se apreció que una adecuada modificación reglamentaria, daba lugar tanto a una mayor satisfacción y adherencia a la práctica deportiva, como a una mayor implicación motriz y cognitiva, de manera que los niños practicaban más y de manera más intensa.

Ahora, en colaboración con los investigadores Gema Torres, de la Universidad de Jaén; David Cabello, de la Universidad de Granada; Elena Hernández, de la Universidad Pablo de Olavide; Cristina López, de la Universidad Politécnica de Madrid, y José Manuel Palao, de la Universidad de Wisconsin-Parkside (todos expertos en deportes de red), el equipo de Ortega trabaja en adaptar deportes como el tenis, bádminton, el pádel y el voleibol.

Ortega explica que «la idea es desarrollar unas redes que se puedan cambiar más rápidamente, que permitan crear varios espacios en las pistas así como modificar su altura. Todo ello, una vez más, con el objetivo de incrementar la participación de los más pequeños».

El proyecto cuenta de nuevo con financiación suficiente (Ministerio) como para que la empresa con la que colaboran pueda desarrollar un prototipo. Una vez que lo tengan, al igual que se hizo en el proyecto de investigación anterior con las canastas, se celebrarán torneos que permitan estudiar la efectividad de los dispositivos.

«Uno de los datos más llamativos -destaca el profesor de la UMU- es que se trata de trabajos de transferencia, los cuales encuentran una aplicación inmediata. De hecho, las canastas se están comercializando y en el primer año ya habían repercutido un IVA superior a la subvención que el Ministerio había concedido».

El siguiente paso de estos investigadores es lograr que tanto los minideportes como los reglamentos y el material adaptado, así como sus innumerables beneficios, sean conocidos y aceptados por todos los actores involucrados en que su puesta en marcha real sea posible: profesores, padres, alumnos, administración pública, etc.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios