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La investigadora de la UPCT Laura Martínez Caro.
«Que existan épocas de rebajas no es casualidad»

«Que existan épocas de rebajas no es casualidad»

La profesora de la Politécnica Laura Martínez Caro analiza el marketing de servicios y la percepción de calidad de estos por parte de los consumidores

M. J. MORENO

Lunes, 13 de marzo 2017, 21:45

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Las épocas de rebajas siguen siendo noticia. Un par de fechas al año en las que bajan los precios y los negocios se vacían. La ropa sigue siendo el producto estrella en este terreno, pero la última crisis económica ha hecho que, cada vez más, de manera inesperada, surjan periodos que pueden ir desde un día hasta semanas completas, en los que la sensación de encontrar una ganga hace que el consumismo se dispare.

Asociado a todo ello va la duda de saber si la calidad de los productos adquiridos es la misma que cuando se paga un poco más o si los derechos de los consumidores varían. En la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), la investigadora Laura Martínez Caro, del grupo BeSide Marketing, estudia el marketing de servicios y más concretamente el análisis de la percepción de calidad en los mismos.

Asegura que «actualmente los consumidores tenemos mucho más cultura comercial que antes, conocemos nuestros derechos y no nos dejemos engañar. El contrapunto es el efecto que la reducción del precio tiene en la mente de muchos consumidores, el comprar un producto a un precio sensiblemente inferior que en condiciones normales genera un estado transitorio de euforia y placer (por la generación de la dopamina en nuestro organismo)».

Son precisamente las condiciones especiales de venta, al estar limitadas en un periodo concreto del tiempo, las que generan expectación y se convierten en una tentación para comprar productos de los que, en una situación normal (no rebajados) el comprador ni siquiera lo consideraría. Obviamente, la predisposición a la compra dependerá del tipo de producto a adquirir y del precio del mismo.

Y esto sucede cada vez que un producto aparece rebajado, indistintamente de que sea en un periodo de rebajas o no. Como apunta la profesora, «legalmente, se debe diferenciar 'rebajas' de 'promociones'. La ley de Ordenación del Comercio Minorista considera las rebajas como la venta de artículos en periodos concretos del año a un precio inferior al fijado antes de dicha venta. Mientras que las 'promociones' se pueden realizar durante un plazo corto de tiempo a lo largo del año, con el fin de estimular las ventas de determinados productos (ej. Semana fantástica, 'Black Friday', etc.). De igual forma debemos diferenciar rebajas de 'liquidaciones' (motivadas por cese en la actividad, cambio en la orientación comercial o traslado) y 'saldos' (productos deteriorados, con desperfectos o en desuso u obsolescencia)».

Desde el punto de vista empresarial, las épocas de rebajas brindan a los comercios la oportunidad de dar salida a los productos no vendidos en la temporada, cuyo mantenimiento supone un coste, y prepararse para la recepción de los de la siguiente temporada. Desde la óptica del cliente, prima el interés por comprar en condiciones especialmente favorables. Además, en términos económicos, las rebajas inciden en los ingresos de las empresas al tiempo que afecta al poder adquisitivo de los consumidores. Estos cambios en los precios influyen directamente en indicadores generales como el IPC (Índice de Precios al Consumo).

Influencia en el IPC

En enero de 2017, el IPC bajó un 0,5% respecto al mes anterior y elevó 1,4 puntos su tasa interanual, hasta el 3%, quinta tasa positiva consecutiva y su nivel más alto desde octubre de 2012, según los datos del INE. Esta subida se debe a al encarecimiento de la electricidad y de las gasolinas. Sin embargo, en términos mensuales (enero de 2017 sobre diciembre de 2016), el IPC registró su menor retroceso en este mes desde el año 2006, con una tasa del -0,5%. Este descenso mensual de los precios se debe al efecto, entre otros, de las rebajas de invierno textiles. A nivel regional, el IPC de la Región de Murcia cayó en enero un 0,2% respecto al mismo mes del año pasado, este descenso de los precios obedece en parte al efecto de las rebajas de invierno de vestido y calzado según los datos del INE.

Hace especial hincapié Laura Martínez en que «a nivel legal no existe ninguna licencia que se pueda permitir las empresas en esas fechas como vender productos de peor calidad, no permitir devoluciones de producto, etc. La ley es muy clara a ese respecto: durante el periodo de rebajas los artículos rebajados deben estar a la venta en el establecimiento antes de que comience la venta en rebajas. Estos artículos no pueden estar deteriorados o adquiridos con objeto de ser vendidos a precio inferior al ordinario. Además, los establecimientos están obligados a mostrar el precio anterior y el precio en el periodo de rebajas».

En cuanto a las garantías de los productos rebajados, estas deben ser las mismas que fuera de su venta en rebajas; si se cambiaran estas condiciones en periodo de rebajas el establecimiento debería informar claramente al consumidor. Por ejemplo, se debería pagar con tarjeta de crédito si se hace también el resto del año o el reintegro en metálico o a través de un vale si así lo establece la política de devoluciones del establecimiento fuera del periodo de rebajas. Y por supuesto, todo establecimiento debe tener hojas de reclamaciones e informar de su existencia incluyendo el periodo de rebajas.

Actualmente, los países desarrollados suele compartir épocas de rebajas: los meses de enero/febrero y los de julio/agosto, algo que no es casualidad sino que, como explica Martínez, se debe «a las temporadas que se ha establecido sobre todo el en sector textil: primavera-verano, otoño-invierno. Las rebajas suponen el fin de cada temporada para dar salida al stock existente y la renovación de la mercancía de la próxima temporada. De esta forma, se genera un ciclo que pretende estimular de forma continuada el consumo de productos».

La legislación española señala que las rebajas podrán tener lugar en los periodos estacionales de mayor interés comercial según el criterio de cada comerciante. Son las comunidades autónomas las que regulan dichos periodos y su duración es como mínimo de una semana y como máximo de dos meses. Suelen fijarse dos periodos de rebajas, uno coincide con los primeros meses del año y el otro en periodo estival.

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