Rafael García Molina

Catedrático de Física Aplicada en la Universidad de Murcia desde 2008, donde se incorporó como ayudante de facultad en el Departamento de Física en 1988, ha sumado en el último año dos premios más a su lista de galardones: el premio 'Enseñanza y Divulgación de la Física', que entregan anualmente la Real Sociedad Española de Física y la Fundación BBVA, además del Premio 'Ciencia en Acción', en la modalidad Trabajos de Divulgación Científica: Libros, Revistas y Redes Sociales.

Aunque, como muchos recién titulados, al principio enfocó su actividad hacia la investigación. Posteriormente, pudo participar en actividades docentes, lo cual le gustó (y le gusta) mucho. Transcurrieron algunos años hasta que percibió la necesidad de divulgar la ciencia, «así como lo útil y gratificante que resulta esta actividad».

-En su opinión, ¿las universidades deberían mejorar las capacidades para divulgar de los científicos, por ejemplo, incorporando a las carreras alguna asignatura sobre esta materia?

-La divulgación científica no ha de figurar como materia en las carreras científicas, que han de ofrecer una formación global, combinando conocimientos básicos y aplicados. La importancia y necesidad de la divulgación de la ciencia requiere una formación adecuada, que se debería impartir en cursos específicos, como un máster, por ejemplo. En la Universidad de Murcia podrían echar mano de los buenos divulgadores que hay en esta Región.

Pero para divulgar la ciencia, aparte de tener cierta formación, también se ha de tener vocación y aptitud.

-En su caso, participa habitualmente en actividades de divulgación científica con propuestas de ciencia recreativa, ¿por qué se decanta por este método como mejor herramienta para transmitir conocimientos?

-La ciencia recreativa permite cubrir bastantes de los objetivos que los profesores nos proponemos en nuestra actividad docente: captar la atención del público, sorprenderlo, transmitirle conocimientos... Y esto no solo se aplica al ámbito académico, sino en todo tipo de contextos. A todo lo anterior, quiero añadir lo gratificante que resulta ejecutar satisfactoriamente un experimento (aunque sea en pequeño formato) y apreciar el deleite en las caras del público.

-Lo mismo habla para niños de Primaria que para universitarios o adultos ajenos a la ciencia, ¿qué público es el más exigente?

-Todo el público es exigente, a su manera. Pero el más exigente con las actividades de divulgación soy yo mismo. Para preparar bien cada intervención, necesito conocer con bastante antelación las características del público, así como el propósito, el entorno, etc. A los más pequeños, no les puedo hablar de temas que desconocen; mientras que, a los mayores, no puedo ponerles referentes muy modernos. A la hora de comunicar, la dificultad reside en saber empatizar con el público, contextualizando el discurso y las actividades en cada circunstancia.

-En 2004 , decidió contar con la colaboración de sus estudiantes y crear el grupo 'Juglares de la Física'.

-Desde que comencé a realizar actividades de divulgación científica, me rondaba por la cabeza la posibilidad de contar con la colaboración de estudiantes. De esta forma, con su ayuda, mis intervenciones resultarían más ágiles y ellos podrían tener protagonismo en eventos de divulgación científica, con las satisfacciones y responsabilidades que conllevan. Los 'Juglares de la Física' son aproximadamente una decena de alumnos del Grado en Física con mucho interés y una gran vocación por la divulgación científica, que, con entusiasmo y generosidad, acercan la física a la sociedad murciana. Aunque se van renovando cada cierto tiempo, pues al concluir sus estudios viajan a otros lugares para proseguir su carrera profesional, no es extraño que cuando regresan a Murcia, en época de la SeCyT, busquen la caseta de 'Física Recreativa' para incorporarse voluntariamente al equipo de ese año. Varios de ellos, con dotes de excelentes divulgadores, han sido premiados en diversos lugares de la geografía española y también han intervenido en entornos sociales problemáticos.

-El año pasado llevó hasta el escenario del Círculo de Bellas Artes de Madrid el espectáculo 'Un físico en la Ópera', en colaboración con la Escuela Superior de Canto de Madrid, ¿se ríe de los que creen que ciencia y arte no van de la mano?

-Mi afición a la música y mi condición de físico me permitió detectar que hay óperas, tales como 'Così fan tutte' (de W. A. Mozart) o 'Les contes de Hoffmann' (de J. Offenbach), entre otras, cuyo argumento contiene referencias explícitas a la física. De ahí a preparar un espectáculo usando la ópera como hilo conductor para hablar de física (o viceversa) no había nada más que un paso. Y, afortunadamente, la oportunidad se me presentó en Madrid.

Estoy convencido de que es posible maridar (por usar este término culinario tan de moda) la ciencia con cualquier actividad humana: humor (para reírnos todos y de todo), regalos y juguetes (para aprender jugando), mitología, tradiciones populares o magia (a lo cual he denominado etnofísica), entretenimientos de sobremesa (café, copa y física) y muchas cosas más.