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Fernando Espí.
La trascendencia de reconocer el problema  en fase temprana

La trascendencia de reconocer el problema en fase temprana

Beber alcohol el fin de semana, fumar un cigarro después de comer, jugar a videojuegos durante toda la tarde o tomar rayos uva una vez por semana, todas son conductas que se repiten habitualmente en la sociedad pero, ¿son las personas que las llevan a cabo adictas o dependientes? 

M. J. M.

Viernes, 17 de junio 2016, 08:11

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Beber alcohol el fin de semana, fumar un cigarro después de comer, jugar a videojuegos durante toda la tarde o tomar rayos uva una vez por semana, todas son conductas que se repiten habitualmente en la sociedad pero, ¿son las personas que las llevan a cabo adictas o dependientes? Es importante determinar en qué casos hay que comenzar a preocuparse pues está muy extendida la creencia de que si puedes abandonar un hábito de forma voluntaria no hay de qué preocuparse, aunque no siempre esa afirmación sea del todo cierta.

Según el responsable de la unidad conductas adictivas del hospital Virgen de la Arrixaca, Fernando Espí, «hay una adicción cuando existe un trastorno obsesivo compulsivo por el consumo de una sustancia o por realizar una determinada actividad, es decir, cuando el deseo por tomar algo o por hacer algo controla a la persona y le impide decidir por sí mismo obligándole a dejar de lado otras acciones en detrimento de ésa, e incluso impidiéndole llevar una vida normal».

Por otro lado, habla de consumo y lo define como «algo que sucede de forma esporádica» y lo diferencia del abuso, que «se da cuando se consume muchas veces y en gran cantidad, lo que puede llegar a ser peligroso dado que los excesos nunca son buenos por lo que, una vez llegados a este punto es cuando las personas deberían empezar a plantearse un tratamiento».

En cambio, señala que hay dependencia «cuando una persona no puede dejar de consumir una sustancia o realizar una actividad porque se altera física y psicológicamente».

Asegura que «llegados a ese punto, es cuando las personas empiezan a preocuparse, son conscientes de que tienen un problema y acuden a buscar ayuda de los especialistas». Espí apunta a dos componentes como los causantes de que una persona pueda llegar a padecer una adicción: «Uno genético, pues hay personas con una predisposición natural a engancharse a algo tras haberlo probado, y otro ambiental, relacionado con la personalidad que haya desarrollado una persona a lo largo de los años».

«En muchos casos -explica Espí- el problema se minimiza y se considera algo normal dentro de un periodo de la vida, como puede ser el consumo de cannabis o jugar a videojuegos durante la adolescencia». Esta conducta es un error, puesto que adicciones a los videojuegos, por ejemplo, pueden derivar en personas con tendencia a la ludopatía y ese problema sería mucho más fácil de tratar durante la adolescencia que en la vida adulta.

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