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Rodaje de 'Tangerine'. Archivo
Rodar cine para una pantalla de 4 pulgadas

Rodar cine para una pantalla de 4 pulgadas

El debate está abierto: ¿el nuevo modelo de distribución cambiará el lenguaje fílmico?

LAURA LAZCANO

Lunes, 18 de septiembre 2017, 22:05

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El cine se ha caracteriza por su reticencia a los cambios. A finales de los años veinte Charles Chaplin y Sergei M. Eisenstein vivieron con recelo la transición al sonoro. A mediados de los treinta, las reservas de los grandes estudios a pasar del blanco y negro al color estaban motivadas por razones estéticas, económicas y tecnológicas. En los noventa, la llegada del cine digital provocó otra división. Acostumbrado a rodar en 35 milímetros, a Tarantino la sola idea del cine digital le hace pensar en la jubilación.

Y, sin embargo, el cine sabe adaptarse. Los propios hermanos Lumière veían en él un instrumento de investigación científica que bautizaron con el calificativo de 'gran viajero' aludiendo a su capacidad de reinventarse constantemente. Pero si muchos cambios generaron gran ansiedad entre autores y productores, la llegada de Netflix y lo que supone en cuanto a un cambio radical en la distribución no iba a ser menos. El temor reside en que el modelo de consumo audiovisual en internet haga peligrar el modelo de salas tal y como lo conocemos. Todavía resuenan los ecos del escándalo en la pasada edición del festival de Cannes por la presión de las distribuidoras francesas para evitar que dos películas producidas por Netflix ('Okja' de Bon Joon-ho y 'The Meyerowitz Stories' de Noah Baumbach) compitiesen en la sección oficial debido a que no iban a tener un estreno comercial en salas. Con todo, son altas las probabilidades de que esta presión estuviera más propiciada por intereses económicos de las distribuidoras francesas que porque realmente Netflix suponga una amenaza al rito de acudir a una sala oscura.

Netflix ya se plantea hacer dos versiones de algunos de sus filmes, una de ellas solo para móviles

'Tangerine', que se proyectó en Sundance, fue rodada con un iPhone 5

Montajes distintos

Por otra parte, hay que tener en cuenta que ya hay estadísticas que señalan que el móvil es el dispositivo desde el que más se consume Netflix. Y quizás no estaría de más preguntarse si esto va a afectar de alguna manera al propio concepto narrativo del cine. Es decir, si el lenguaje cinematográfico va a cambiar en términos de planos, movimientos de cámara o incluso duración de las secuencias. Si ese modelo de distibución y consumo generará una manera distinta de contar historias y si tienen sentido vistos en un móvil momentos irrepetibles registrados en la historia del cinematógrafo concebidos para ser contemplados en pantallas de 180 metros cuadrados. Por ejemplo, tres escenas tan relevantes -y distintas- de otras tantas películas ya clásicas como las que se incluyen en estas mismas páginas.

Los responsables de Netflix ya están pensando en eso. Por eso. Lo adelantó Neil Hunt, uno de sus ejecutivos, en marzo de este año en una reunión en San Francisco. Según sus declaraciones recogidas por 'The Verge', «no sería inconcebible poder coger una copia maestra de una película y hacer un montaje diferente para móviles. Es algo que exploraremos en los próximos años. ¿Con qué motivo? ¿Por qué habría que hacer dos versiones, una para quien consuma Netflix en pantalla grande y otra para quien la vea en su móvil o tablet? Pues básicamente para crear una versión del contenido que sea visionado de forma más sencilla en la pantalla de un terminal, ya que hay series con ciertos planos o secuencias que pueden ser difíciles de apreciar en la pantalla de un móvil, o aparezcan difuminados o complicados de ver».

Todo apunta a que esta nueva demanda de consumo en los 'smartphones' no va a quedar sin respuesta. Es por ello que la empresa ya permite ver contenido 'offline' (sin estar conectado a la red) y se está planteando mejorar el sistema de compresión para reducir el consumo de datos a la mitad manteniendo la misma calidad de reproducción. Aunque es pronto para determinar si esto va a sentar precedente, lo cierto es que la intención de que el contenido audiovisual vuelva a visitar la sala de montaje para que se añadan (o eliminen) escenas alternativas o encuadres diferentes, parece bastante real.

Más simple y directo

Ante el interrogante de si va a cambiar Netflix la manera de hacer cine, el director bilbaíno Koldo Serra ('Bosque de sombras', 'Gernika') opina que eso es algo que no tiene tanto que ver con una u otra plataforma sino directamente con el soporte: «Creo que los tiempos están cambiando, los soportes son más y la gente consume de otro modo. Ciertamente plataformas como Netflix y Amazon están produciendo largometrajes directamente para la pequeña pantalla. Sí que es cierto que, desde que se consume televisión o cine en soportes más pequeños (móviles o tabletas) el lenguaje ha variado algo. Obviamente no es lo mismo un gran plano general en una pantalla de diez metros que en la pantalla de nuestro teléfono. Los encuadres son más cerrados, y quizás el ritmo (esto igual se debe más a la velocidad a la que consumimos) es más ágil, ya que nos cuesta más mantener la atención sobre una pantalla de móvil en un autobús que, obviamente, en una sala a oscuras».

Así las cosas, parece obvio que este modelo de producción de Netflix aboga por economizar el lenguaje cinematográfico, quizás una regresión a un estilo narrativo más simple y directo. Lo cual no significa que vaya a desaparecer el cine de autor, la manera pausada de degustar el cine ni que la fastuosidad y grandeza de las grandes superproducciones con cientos de extras vayan a convertirse en una cosa del pasado. Sin necesidad de ceder al alarmismo, los especialistas plantean que debemos ser conscientes de que estamos encarando una nueva etapa y Netflix simplemente tante las posibilidades. No es más que una alternativa cuya máxima del 'aquí y ahora' materializa un tipo de entretenimiento más acorde a los hábitos que dominan la sociedad actual.

Es esta nueva realidad en la que cobran mayor sentido las declaraciones de Godard sobre el poder democratizador de los smartphones: «Todo el mundo es ahora un auteur con un móvil». Y él tampoco se libra si se tiene en cuenta que su obsesión por desvelar qué hay detrás de las imágenes le llevó a recurrir en el rodaje de su última obra, 'Adiós al lenguaje', a diferentes cámaras, incluidas digitales, y a dispositivos móviles.

Otro director que en la actualidad ha comprendido las ventajas del móvil más allá del selfie es Sean Baker con su película 'Tangerine' rodada enteramente con un iPhone 5 y proyectada en el festival de Sundance en 2015 para una audiencia que no estaba al tanto de esta 'curiosidad'. Así, la historia de una prostituta transgénero que se dedica a buscar por toda la ciudad a un novio que ha estado engañándola cobra un cariz especial no solo por su paleta saturada o lo peculiar del argumento sino porque demuestra que aunque el móvil se haya convertido en una herramienta al alcance de todos, solo unos pocos son capaces de hacer cine con él. Baker, que apaña el proceso de montaje valiéndose de diferentes apps que le permiten ajustar todo lo referente a la imagen aclara que el uso del móvil tiene más que ver con una cuestión de no intimidar a actores primerizos: «Nadie se toma un móvil tan en serio como una cámara», comentó a Co.Create.

También es interesante el caso del canadiense Xavier Dolan y su película 'Mommy' (2014), en la que imita el formato vertical de un móvil pese a no haberse servido de él para rodar. Dolan consigue que el espectador se centre en los sentimientos de una madre viuda, su hijo conflictivo y la vecina y en lo asfixiante de sus historias. Aprisiona al espectador en este formato -originalmente concebido para ver en una pantalla de cine- y se atreve a liberarlo hacia la mitad de su película a ritmo del 'Wonderwall' de Oasis, consiguiendo que el plano y el espectador respiren.

Verticalidad

Estos tres casos de cineastas justifican la inminencia de un presente audiovisual al que Netflix parece estar sabiendo adaptarse. Lo explica Koldo Serra: «Desde que se inventó el lenguaje secuencial, siempre se ha experimentado con el formato a la hora de narrar, usándose diferentes calidades, soportes, tres dimensiones o pantallas divididas como las que tanto gustan a Tarantino o Brian De Palma. Incluso antes de Netflix y demás, con la aparición también de las cámaras GoPro, ha crecido mucho el consumo de historias e imágenes en primera persona desde el punto de vista del grabador. Creo que no es tanto culpa de Netflix, HBO o Amazon, sino de cómo y dónde se consume el material audiovisual. Aun así, que se vea en un móvil no implica que deba grabarse en uno».

Y en cuanto al formato vertical, comenta que hay mucha gente que rueda vídeos así y los comparte en las redes sociales. Sin olvidar que «cada vez hay más centros comerciales y marcas que tienen en sus tiendas televisiones verticales donde las imágenes son proyectadas de esta manera. Pese a que soy un defensor a ultranza de la horizontalidad narrativa, supongo que habrá un momento en que convivirán el formato vertical y el horizontal en función de los contenidos. Y estoy convencido de que la narración vertical ofrecerá posibilidades diferentes y muy interesantes».

Independientemente de que la voluntad de Netflix de optimizar su contenido vaya a cumplirse, no hay que pasar por alto que esto plantea varios interrogantes al debate. Por un lado, en lo referente a la crítica de cine abre toda una nueva dimensión si de repente el usuario va a tener a su disposición dos versiones diferentes de una sola obra. Por otra parte, quizás no haya muchos directores deseosos de subordinar su criterio artístico a un estilo tan concreto de consumo que puede verse modificado al adaptar su calidad al formato móvil. Es el caso de Xavier Dolan, que pidió hace dos años a Netflix que retirase 'Mommy' de su catálogo ya que se habían tomado la libertad de cambiar el formato sin su consentimiento. 'Mommy' está rodada en formato cuadrado hasta que en una escena el protagonista lo ensancha literalmente hasta una medida de 1.85. Ignorando la decisión artística de Dolan, Netflix había estado ofreciendo a sus usuarios el filme adaptado a la segunda medida durante todo el metraje.

La experiencia de Dolan difiere bastante de la del surcoreano Bong Joon-ho, quien en la entrevista a la revista 'SoFilm #42' confiesa que la única condición que le puso Netflix para producir 'Okja' fue que la rodase en 4K. Y es precisamente esta resolución de la imagen de 'Okja' la que destaca Koldo Serra: «Viéndola, la sensación que me daba es que estaba rodada para la gran pantalla: desde su formato panorámico, la composición de los encuadres, los planos generales o la puesta en escena, eran puro cine para disfrutar en grande. Curioso porque echa por tierra la anterior teoría de que el lenguaje cinematográfico va a cambiar. Supongo que hace falta más tiempo para tener perspectiva y saber mejor si el soporte cambiará la forma de contar las cosas».

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