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La Región como plató

La Región como plató

La actriz 'medidas perfectas' Ava Gardner nunca ocultó que le encantaba rodar en España porque «tiene los mismos defectos que yo», dejó dicho la divina. Algo parecido a lo experimentado por el cine rodado en la Región en el último siglo, cientos de películas que reflejan los cambios de mentalidad y los gustos de una sociedad subida al cohete de la modernidad, pero con los pies hundidos en su propia esencia. 

ALEXIA SALAS

Viernes, 17 de junio 2016, 08:09

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La intensa luz de Murcia ha atraído a decenas de cineastas a rodar exteriores, desde los tiempos de las películas mudas hasta Álex de la Iglesia y Matt Damon

La actriz 'medidas perfectas' Ava Gardner nunca ocultó que le encantaba rodar en España porque «tiene los mismos defectos que yo», dejó dicho la divina. Algo parecido a lo experimentado por el cine rodado en la Región en el último siglo, cientos de películas que reflejan los cambios de mentalidad y los gustos de una sociedad subida al cohete de la modernidad, pero con los pies hundidos en su propia esencia. En cada cinta se pueden ver los cambios y las limitaciones de una región que servía de telón de fondo al celuloide. Desde el aire rural de las bandurrias y la devoción muda de las primeras cintas, allá por los años veinte, pasando por los pantalones de campana y el despegue del turismo cuatro décadas después. De las pretensiones a lo Miami de las pioneras películas de espías, al rupestre género de terror, o aquel erotismo de cartón piedra que vislumbraba más torpeza que pecado. Momentos memorables entre medias y, siempre, patrimonio histórico enrollado en latas de metal. Tal como éramos, que diría Barbra Streisand.

No habían pasado cinco años desde que los hermanos Lumière inventaron el cinematógrafo (1894) cuando en Murcia ya se paseaban algunas cámaras grabando sonrisas con mantilla y cigarros con pajarita por la calle Mayor de Cartagena, la polvorienta salida de los operarios del arsenal o los barridos por unas agrestes Totana y Lorca.

Cine mudo de esencia murciana

La primera obra de ficción rodada en Murcia, sin embargo, tuvo que esperar a 1926, cuando Luis Baleriola, con el cámara Damién Rebel, grabó 'La jaca lucera', basada en el poema de Pedro Jara Carrillo. Invita a imaginar el día del estreno, con enorme ovación por un público de caballeros con canutier y señoras recatadas, en el Teatro Circo de Murcia, acompañado de una variedad de actos, como la actuación de los 'auroros' que cantaron al otro lado de la pantalla. No se conserva copia alguna de la película, aunque en 2007 se encontraron apenas dos minutos del metraje. No ocurrió lo mismo con 'La alegría de la huerta' (1940), de Ramón Quadreny, que restauró la Filmoteca Regional Francisco Rabal y figura como una pieza de coleccionista. «Se la pongo a mis alumnos y se emocionan», afirma el catedrático de Historia del Arte y del Cine de la Universidad de Murcia Joaquín Cánovas, «es Murcia y Algezares como escenario, la romería de la Fuensanta, la música sinfónica de Murcia y los buenísimos arreglos del maestro Salas». Bajo su dirección la Filmoteca reparó la cinta ya que «había tres copias y ninguna permitía una correcta proyección», afirma Cánovas. Es su joya personal del cine murciano junto a 'Pajarico' (1997). «De todas, y hay más de doscientas, es la que más recoge lo que es Murcia, Paco habla en murciano y Saura le deja. Hay situaciones murcianas, una tía que te pellizca, como todos tenemos, una santera, una que es artista, como son las familias murcianas. Sin duda, es con la que me quedo», afirma el catedrático.

Cánovas cree además que su director de fotografía, José Luis López Linares ('Calle 54', 'Madregilda' y 'Amo tu cama rica' entre otras) «es el que mejor supo sacar la luz de Murcia, que es una luz muy dura». Ahí queda ese final de un Francisco Rabal ya acartonado pero complacido: «Qué bien se está cuando se está bien», es su última frase antes de morir frente a la playa de La Llana, en San Pedro del Pinatar. El Ayuntamiento pinatarense prepara una ruta turística por los siete exteriores del municipio que sirvieron de plató de cine, entre ellos el puerto del Mediterráneo que se exhibe en 'Operación Lady Chaplin' (1967), un clon nacional de James Bond al estilo del 'prota' de Mister Dinamita (1968), nada menos que Lex Barker, ex marido de Tita Cervera, quien también luce palmito en esta coproducción europea de serie B rodada en Cartagena, Barcelona, Madrid, Munich y Washington, entre planos descamisados del extarzán y chicas insinuantes.

Atrás quedaron la bíblica 'El beso de Judas' (Rafael Gil, 1953), con dos monumentos murcianos, el castillo de Lorca y Paco Rabal, o la de inocentones reclutas como 'Ahí va otro recluta' en la base de paracaidistas de Alcantarilla -o su prima hermana 'La trinca del aire' (1951)- y la taurina 'Currito de la Cruz (1965). Con el gaseoso aperturismo de Fraga entrando por el norte a la Región, llegó a finales de los sesenta la etapa más fecunda en rodajes por escenarios murcianos. La Manga, en su incipiente carrera turística, se promocionó como plató de cine acogiendo rodajes que crearon escuela como 'En un lugar de La Manga' (1970) -la Velasco ya con su lunar-, 'Hacienda somos casi todos' (1989) o 'Ya no va más' (1988), todas de la saga de Mariano Ozores. Mención aparte merece 'Verde doncella' (1968), cinta protagonizada por Sonia Bruno y Juanjo Menéndez, la pareja que recibe la propuesta de un ricachón de pasar la noche con la chica a cambio de un millón de pesetas, algo que años más tarde consiguió un sobrado Robert Redford en 'Una proposición indecente'. El hecho de que Antonio Garisa hiciera el papel de pérfido tentador merece el ejercicio de imaginar cualquier otro final. Solo apuntar que, a diferencia de la elección cinematográfica de Demi Moore, la de Sonia Bruno se debate entre frases machistas y floreados biquinis en La Manga.

Aquel descaro inicial no sentó siempre bien en una provincia de moral impermeable. En el Archivo municipal de San Javier se conserva una carta firmada por el alcalde del momento -años sesenta- y enviada a la productora de una película en la que se insinuaba lo 'accesibles' que eran las chicas del lugar. Se adelantó a los tiempos también 'Alas rotas' (2002), situando a una mujer en la élite de la Patrulla Águila, por supuesto de ficción y a las órdenes de Ramón Langa como coronel Bravo. Una década después, la ficción supera aún a la realidad.

Costa Cálida Producciones presenta...

Un prolífico cineasta como Jesús Franco encontró en la costa murciana el plató ideal para sus producciones de ajustado presupuesto pero lucido resultado, con seductoras de melena cardada y generoso perfilado de ojos. El director y compositor firmó más de 200 películas, muchas de ellas rodadas en la costa del Mar Menor y La Manga, escenarios ideales para su cóctel de rudo erotismo, terror casero y espías que hacían sus pinitos con la laguna de fondo haciendo las veces del Caribe. Ahí quedaron 'Bésame monstruo' (1970), 'La ciudad sin hombres' (1971), 'Drácula contra Frankenstein' (1972), 'Dark Mission' (1988) con el vampírico Christopher Lee, o 'Las orgías inconfesables de Enmanuelle' (1982) por el Mar Menor y Cabo de Palos. Una mezcla temática que le funcionó bien en la taquilla y que encontró un fondo apropiado en la Región. Para el catedrático de Historia del Cine, Joaquín Cánovas, «venían a rodar porque era la atmósfera que necesitaban, y además Murcia era barata».

Con una industria turística aún por desarrollar, se puede ver a la sex simbol de los setenta Koo Star, que fue novia del príncipe Andrés, acodada en el balcón del hotel Neptuno sobre la playa de Lo Pagán en 'Adolescentes' (1975). Antes de trasladar la acción a Londres, Pedro Masó enseña aquella primera línea de playa racional, sin alturas ni los excesivos ladrillos que luego llegarían. Será una de las paradas de la Ruta del Cine de San Pedro del Pinatar, cuyo litoral muestra en todo su candor primitivo la incalificable 'Una virgen entre los muertos vivientes'. Una Curva con sus antiguas casas, unas playas con toldos de lona donde acampaban las familias con neveras, y los innumerables balnearios ya borrados del mapa.

Con fines turísticos llegó Julio Iglesias a La Manga para rodar 'La vida sigue igual' (1969) en platós como el Casino o el hotel Entremares, por donde pasaron después la saga Ozores, Concha Velasco y Manolo Escobar para otros rodajes genéticamente similares. Recorrió la misma costa un intrépido 'Cervantes' (1967) interpretada por los internacionales Horst Buchholz y Gina Lollobrigida en escenas marítimas de Cartagena y el Mar Menor. Ese tono de aventuras tenía 'La luz del fin del mundo' (1971), con un Kirk Douglas pirateando por La Manga. El mismo incierto destino enfilaba el grumete de 'Un capitán de quince años' (1973) de Jesús Franco. En la línea literaria de Pérez Reverte, con sus continuas referencias a Conrad y Stevenson, se rodó en Cartagena 'La carta esférica' (2007) un año antes de que la deseada Mena Suvari grabara en el centenario hotel La Encarnación de Los Alcázares 'Jardín del Edén', sobre la obra de Hemingway, a las órdenes de John Irvin.

«La luz del Mediterráneo murciano, esa luz especial» señala el director del Museo Barón de Benifayó de San Pedro del Pinatar, Marcos Gracia, promotor de la ruta del Cine, como gancho de los cineastas. Puede que sea lo que buscó Miguel Albaladejo al traerse a Lolita a grabar 'Rencor' por las charcas de lodos de Lo Pagán en plena ebullición turística. «No me digas que he venido a parar a Murcia», se resigna la primogénita de los Flores en el chiringuito de La Mota.

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